En la anterior colaboración sosteníamos que el comunismo no desapareció con la caída del muro de Berlín, ni con la desintegración de la URSS, sino que había mutado como los virus y se había fijado otros objetivos integrándose en los sistemas políticos de libertad.
Esta mutación o renacimiento del comunismo tiene las siguientes bases: una idea radical del comunismo como anticapitalismo; una concepción economicista (marxista) de la historia y la revolución; hacer hincapié en la explotación de una clase social sobre otra; el rechazo a los movimientos de la izquierda moderada (Mandela, Lula); considerar la economía como el principio estructurador de la lucha política; un discurso radicalmente antisistema; y la conservación de la mística revolucionaria.
En mayo de 2014, filósofos e ideólogos del comunismo renacido firmaron un manifiesto, después de que el partido comunista Podemos tuviera 5 escaños en la Parlamento Europeo, en el que concretaban un programa político que había sido elaborado de manera participativa, según ellos, por miles de ciudadanos y materializaba el anhelo compartido por millones de personas en todo el mundo, según ellos.
El programa consistía en una ruptura con la lógica neoliberal del austericidio y la dictadura de la deuda pública; un reparto equitativo del trabajo y la riqueza; la democratización de todas las instancias de la vida pública; la defensa de los derechos sociales y los servicios públicos; y el fin de la corrupción y la impunidad.
Este programa recoge a los descontentos, a los indignados, a los antiglobalización, las emociones de odio y a los partidarios de la política del resentimiento, esto es, aquellos que consideran que su dignidad como minoría (gays, lesbianas, LGTBI, feministas, negros, emigrantes, etc.) no está suficientemente reconocida, o ha sido agraviada.
Sin embargo, estos grupos no reconocen al comunismo como su ideología, porque creen que la revolución debe hacerse a través de las conciencias (y no mediante la dictadura del proletariado y el terror). Ello implica la hegemonía cultural que se logra a través de la TV, las redes sociales y los medios digitales. Rechazan por conservadora y rígida a la izquierda tradicional.
En España, la ideología comunista está representada por Podemos que es el 'populismo', la nueva utopía y, además, forma parte del Gobierno de coalición con el partido Socialista. Y ¿qué es el populismo?
Podemos destacar los siguientes rasgos:
- Se niega a calificarse como de derecha o de izquierda;
- Quiere ser un movimiento multiclasista, superador del determinismo de clase;
- Reclama la igualdad de derechos y la participación universal de la 'gente', pero unido a cierta forma de autoritarismo y liderazgo carismático;
- Demanda la justicia social a través de pretensiones sociales;
- Defiende los derechos de la 'gente' como enfrentados a los privilegiados y grupos de interés, la 'casta';
- Tiene un fuerte componente nacionalista-separatista;
- Tiene voluntad de llegar al poder como fin en sí mismo;
- Manipula las emociones y sentimientos populares, en vez de actuar con racionalidad en la toma de decisiones políticas;
- Renuncia a la razón, la reflexión y a las ideas como armas políticas, lo que les hace antidemocráticos;
- Carecen de reglas, la única es conseguir y conservar el poder;
- Todo es instrumental: la estrategia, la práctica, los programas;
- No apela a la razón sino al corazón de las gentes, a los sentimientos, a los estados de ánimo en las épocas de crisis profundas cuando reblandecen los principios morales y de convivencia, en épocas de grandes problemas colectivos, en tiempos de desesperanza y angustia, en momentos de inseguridad, miedo o pandemia.
Que no te engañen, amable lector, el populismo (el comunismo de nuestros días) no es una ideología, esto es, una concepción de la política y de la vida, sino que es una estrategia para la conquista del poder a cualquier precio y su mantenimiento por tiempo indefinido.