Méntrida da el último paso para su museo del vino

Redacción
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El alcalde confía en que en un mes puedan iniciarse las obras de rehabilitación de las cuevas. Actuaciones de accesibilidad, adecentamiento de espacios interiores y exteriores e iluminación son las actuaciones a desarrollar

Méntrida da el último paso para su museo del vino

A finales de 2019 se daba a luz la nueva Asociación Ruta del Vino DO Méntrida-Toledo, una ruta que estará integrada por varios ayuntamientos de la comarca, bodegas, restaurantes, hoteles y otras empresas turísticas de la zona.  El objetivo será potenciar de manera conjunta el desarrollo turístico aunando propuestas relacionadas con el vino, la gastronomía, el patrimonio y la naturaleza.

Pues bien, en Méntrida -localidad que da nombre a la Denominación de este vino- están a punto de llevar a cabo el proceso final para poder incluir en esta Ruta un nuevo recurso. Se trata de la rehabilitación y adecuación al público de las cuevas del Castillejo, uno de los elementos patrimoniales de los que goza esta localidad y sobre el que el Ayuntamiento lleva trabajando más de dos años para poder convertirlo en Centro de Interpretación y Museo del Vino.

Anuncia el alcalde mentridano,  Alfonso Arriero, su esperanza de que «menos de un mes comiencen las obras de rehabilitación» para que puedan estar abiertas y recibir al público a finales de este año.

Para ello cuentan con fondos provinciales del Plan de Infraestructuras Municipales que invertirán en tres aspectos básicos: hacer accesible el acceso a las cuevas mediante rampas, dotarlas de iluminación artística y adecuar su interior al paso de las personas y actuar en una de las cúpulas que, dado el paso del tiempo y el lugar en el que se encuentran que ha visto afectada por la raíz de un árbol.  

Pero antes de llegar a esta fase de obras, el Consistorio ha contado con los trabajos de  equipo de Cota 667 Arqueología y Patrimonio que  ha estado trabajando en un proyecto de investigación histórico-arqueológica y de revalorización del conjunto de estructuras subterráneas que horadan el cerro del Castillejo en el municipio de Méntrida.

Y señalan desde esta empresa, en consonancia con el espíritu con el que viene trabajando el Ayuntamiento, que «este tipo de patrimonio cultural, correctamente tratado, ofrece amplias posibilidades a la hora de generar desarrollo local en Méntrida, con impactos notables en ámbitos sociales, turísticos y culturales».

Según recoge el proyecto de ejecución de obras, se establecen dos ámbitos de actuación: exterior e interior. En el primero se tratará de  recuperar los accesos a las bodegas, uno de los cuales está parcialmente arruinado por el desplome de un muro y el consecuente fracaso de la bóveda que sostiene. El otro acceso, señala el documento,  ha sufrido los efectos de las intervenciones en su entorno de manera que la bóveda y uno de sus costados carecen de la tierra vegetal que les servía de contrafuerte, mientras el muro de contención al oeste de esta entrada también presenta un aspecto ruinoso que aconseja su reposición. Además de la rehabilitación de estas dependencias, se proyecta la construcción de una rampa que permita el acceso a personas con problemas de movilidad.

En lo que respecta al interior de las cuevas-bodegas, el proyecto apunta a la necesidad de mejorar las condiciones de los drenajes proyectando uno nuevo que no requiera tanto mantenimiento como los existentes y la recuperación del antiguo saneamiento natural hacia el cauce del arroyo. En cuanto a las  ventilaciones que mitigaban los efectos de la humedad,  se resalta  la intervención del equipo de arqueólogos Cota 667, que despejó las chimeneas de basura y escombros, recuperando al menos la ventilación como se pretendía en sus orígenes.

 El proyecto también incorpora un sistema de iluminación que permita disfrutar de estas estructuras en unas condiciones idóneas.

Tres siglos. Los estudios de Cota 667 revelaron que esta cuevas tienen más de tres siglos de antigüedad y han sido dedicadas, en la mayor parte de su vida, para el almacenamiento del vino.  

 En un escrito sobre el trabajo arqueológico, Cota 667 concretaba que el cerro del Castillejo alberga un total de once cuevas. A pesar de ello, la propiedad de la mayor parte es privada y solo dos de ellas, a través de una donación, son municipales y, en ellas, es en las que se centra el trabajo de rehabilitación y puesta en valor.

Explica en aquel documento Cota 667 que todas poseen una estructura alargada y en línea recta, a lo largo de la cual existen hornacinas para situar grandes tinajas, y un número variable de respiraderos (entre uno y tres) con impresionantes tapas piramidales graníticas o cónicas de ladrillo y mortero de cal.

Respecto a la utilización, parece que, gracias a la adecuada temperatura, se conservaba el vino en el interior de las tinajas especialmente durante el verano. Posteriormente, con la introducción de los métodos industriales en la vitivinicultura, se dejó de tratar el vino de esta manera tradicional y se empleó el interior de las cuevas para cultivos de champiñón.