«Un auténtico desastre». Sin ningún tipo de paliativos el presidente de los empresarios de Castilla-La Mancha, Ángel Nicolás, hizo ayer balance del año 2020, un año «aciago» para las empresas de la región, que han padecido, y lo siguen haciendo, los efectos económicos de la crisis sanitaria provocada por la Covid-19.
Una crisis que provocó que de la noche a la mañana se paralizara toda actividad económica, provocando la caída de la demanda y el cierre de empresas, y al que se sumaron «normativas diferentes que se aprobaban los domingos por la noche y entraban en vigor 8 horas después», con la incertidumbre que eso generó en pymes y autónomos.
En una comparecencia telemática ofrecida junto a Félix Peinado, Nicolás defendió el «paso al frente» dado por la organización que preside, junto a sus filiales provinciales, para poner voz a todos esos empresarios con los que se consiguió poner encima de la mesa medidas «reales y concretas» para evitar la desaparición de empresas. «Reclamamos medidas fiscales y de financiación contundentes» dijo, que lograron, por ejemplo, la materialización del acuerdo entre patronal, sindicatos y Gobierno para elaborar un Plan de medidas extraordinarias para la recuperación económica de Castilla-La Mancha, con una primera partida de 80 millones de euros para la reactivación de pymes y autónomos.
También mencionó que se consiguiera adaptar la figura del ERTE por causa de fuerza mayor, que no estaba contemplada en la legislación, según dijo, «en un momento en el que había que dar una respuesta inmediata para evitar el cierre de muchas empresas».
Insuficiente. No obstante, a pesar de esa entrega y solidaridad exhibida por las empresas de la región durante la pandemia, y las ayudas acordadas como la de los 65 millones de euros para pymes y autónomos aprobada por unanimidad en las Cortes regionales, Nicolás consideró estos planes «insuficientes» para hacer frente a una crisis que, como en el caso de la hostelería, no se va a resolver «de la noche a la mañana» aunque se logre superar la crisis sanitaria.
En este sentido, se mostró cauto a la hora de vincular la recuperación a la salida de la crisis o la vacuna, o al plan de rescate europeo con unos fondos con «muchas condicionalidades», y en los que solicitó proyectos estructurales «útiles» para las empresas, y no coyunturales.
Finalmente, Nicolás reconoció no tener «ni idea» de cuándo las empresas de la región podrán atisbar un horizonte de recuperación porque «depende de muchos factores».