Magritte desembarca en el Thyssen

Agencias
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La pinacoteca se sumerge en el mundo onírico del artista belga con un centenar de piezas sobre dobles sentidos y personajes enigmáticos

La obra 'El gran siglo', del pinto centroeuropeo

Pipas, manzanas, sombreros y personajes de espaldas: la repetición de estos y otros muchos elementos fue una de las constantes de la obra de René Magritte (1898, Bélgica-1967, Bélgica). El Museo Thyssen examina ahora esta repetición obsesiva del pintor en una muestra, una de las estrellas de la programación de otoño.

Formada por un centenar de obras, La máquina Magritte es la primera retrospectiva en Madrid dedicada al artista desde 1989 (Fundación Juan March). Abrirá sus puertas el próximo 14 de septiembre -hasta el 30 de enero- y contará con el apoyo de la Fundación Magritte.

El recorrido está integrado por un centenar de piezas procedentes de instituciones, galerías y colecciones particulares de todo el mundo.

La exhibición se completa con una selección de fotografías y películas caseras hechas por el artista, ubicadas en una instalación especial y que está comisariada por Xavier Canonne, director del Musée de la Photographie de Charleroi.

La ocasión permitirá al espectador descubrir el desbordante genio de Magritte, uno de los máximos representantes del surrealismo, que inundó su obra con juegos de percepción, dobles sentidos y enigmáticos personajes: «Mis cuadros son pensamientos visibles», resumió el artista.

«Desde mi primera exposición, en 1926, he pintado un millar de cuadros, pero no he concebido más que un centenar de esas imágenes de las que hablamos. Este millar de cuadros es un resultado que he pintado con frecuencia variantes de mis imágenes: es mi manera de precisar mejor el misterio, de poseerlo mejor», detalló en una ocasión el creador.

Las composiciones de Magritte son «audaces y provocativas», capaces de «alterar la percepción, cuestionar la realidad preconcebida y suscitar la reflexión», explica el museo en una nota. Su obra ha influenciado a creadores de varias generaciones, y muchas de sus imágenes forman parte de la cultura popular.

Magritte usaba las imágenes para reflexionar sobre la pintura misma con la paradoja como su herramienta fundamental.

La exposición analiza varios de los recursos más usados por el artista: sus enigmáticos autorretratos, la introducción de la escritura en sus obras, las paradojas de la inversión de figura y fondo o la supresión de los rostros de sus imágenes humanas.