El CD Torrijos puso fin a una gran racha de cinco victorias consecutivas en Liga para la U.D. Socuéllamos que llegaba precisamente en el primer partido del año en el Paquito Giménez, donde regresaba un mes después, vacaciones mediante y dos partidos seguidos a domicilio. El resultado final fue 0-0.

No fue el regreso esperado, pues tuvieron ante sí un rival, el CD Torrijos, que complicó mucho las cosas, que no dejó jugar, se empleó de manera muy reiterada con las faltas y lo cierto es que los de Manolo Martínez no disputaron su mejor encuentro, no estuvieron cómodos y no pudieron o no supieron encontrar la manera de superar la meta de Toni.

Y ocasiones sí que hubo para ello, sobre todo en la primera mitad con tres testarazos de Megías que estuvieron cerca de ver puerta.

La primera del encuentro llegaba en las botas de Chupi, que estrellaba su remate en el cuerpo de un defensa. Antes, Kike Domínguez no acertaba a golpear de lleno el balón pero pudo reconducir la situación y ceder a su compañero.

El Torrijos disponía de una falta directa para acercarse a la meta de Nieves mientras el Socuéllamos llevaba la iniciativa, pero su dominio era infructuoso hasta que aparecía Megías, solo que el delantero en este encuentro no tuvo la fortuna de su cara.

Primero remataba un saque de esquina botado por Kike Domínguez que se marchaba rozando el palo, acto seguido centro de Morros con idéntico final y más tarde desde la derecha al saque de una falta de nuevo sin poder acertar.

Se llegaba al descanso quedando más que claro que el partido iba a ser difícil de resolver para el líder.

La reanudación. Tras el paso por vestuarios se trababa más todavía y el Torrijos en este periodo, a diferencia del primer tiempo, tuvo además el descaro de venirse arriba por momentos.

Los locales no terminaban de estar finos ni frescos de ideas, les costaba más si cabe llegar con claridad a la meta de Toni y en ésas, era Ángel quien por parte visitante lo intentaba desde la derecha tratando de sorprender a Nieves, pero el meta, atento, atrapaba su disparo envenenado.

Los últimos minutos, sobre todo el descuento, fueron de gran emoción, y en las dos últimas jugadas de un partido de poca área se llegaron a reclamar dos penaltis, uno en cada una de ellas, aunque García Rubio no vio ninguno claro y el choque se cerraba tal y como comenzó.