redacción / toledo
Si alguien pone en duda los esfuerzos continuados de los responsables de las pedanías de la provincia de Toledo por ofrecer servicios a sus vecinos, solo tiene que echar una mirada a El Bercial para comprobar que a falta de recursos económicos el tesón y la voluntad por culminar proyectos suple cualquier carencia.
Y es que esta pedanía de Alcolea de Tajo, que no alcanza los 400 habitantes, no ha cejado en su empeño de ofrecer a los vecinos un «ilusionante» proyecto de vivienda tutelada. Su alcalde pedáneo, Ismael Ibáñez Bracero, certifica que el proyecto está a punto de culminar, no en vano ya han licitado el suministro de ‘Equipamiento: mobiliario y ajuar’ para el que las empresas interesadas tienen hasta el 29 de enero, y las obras que aún quedaban pendientes incluidas la climatización finalizarán en primavera. Un proyecto que rememora inició con el Plan E -Plan Zapatero- hace ya más de una década.
«Hemos ido haciendo lo que hemos podido porque una pedanía como esta no tiene recursos», señala el alcalde pedáneo que no obstante destaca los esfuerzos por conseguir fondos europeos para llevar a cabo esta ‘mini-residencia’ y la ayuda de subvenciones de diversos planes de Diputación. La última, una aportación de 15.000 euros, con cargo al ‘Programa mejora infraestructuras rurales y urbanas’.
La futura vivienda tutelada de El Bercial tendrá capacidad para doce personas y cuenta con 8 habitaciones, alguna de ellas doble.
Esta vivienda dispone de varias salas de estar, cocina y porche y no descartan poder ofrecer servicios de estancia diurna.
El mayor impulso a la construcción de este nuevo recurso social se ha producido durante la pasada legislatura y se ha edificado sobre una parcela municipal en la zona sur del municipio. Una vez que la vivienda esté equipada y amueblada, la licitación en curso valorada en algo más de 90.000 euros y con un plazo de ejecución de cuatro meses, el Ayuntamiento pedáneo tiene previsto sacar a concurso la gestión de la misma para poder ponerla en marcha cuanto antes.
Ismael Ibáñez apunta que este tipo de recursos sociales son muy necesarios en localidades como la suya, con poca población y de avanzada edad, puesto que cuando los mayores «se quedan solos porque fallece alguno de los dos no tienen quienes les atiendan y puede ser un paso previo a poder acudir a una residencia», sobre todo, sin salir de su entorno.