Gonzalo Simón, el cabo heroico de Quero

J.M.
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Este guardia civil, de 35 años y 14 de servicio en la Benemérita, revive el rescate del matrimonio nonagenario en mitad de un incendio. «Salió todo bien», resume

Gonzalo Simón, el cabo heroico de Quero

El cabo Gonzalo Simón desempeñaba el martes hacia el mediodía funciones de oficina en el puesto de la Guardia Civil de Quero, una pequeña localidad manchega de 1.000 empadronados. Una mañana tranquila golpeada por un aviso que hizo que el agente pusiera pies en polvorosa. Salió escopeteado en su coche particular, para ganar tiempo, hacia una vivienda en llamas. Un matrimonio de ancianos nonagenarios, Julián y Juana, había quedado a merced del fuego y del humo. Con arrojo benemérito, encaró un costoso rescate que lo dejó intoxicado. «Salí tosiendo y escupiendo negro», describe a este diario.

Gonzalo, con 14 años de servicio en la Guardia Civil y casi dos en Quero, se encontró con la hija del matrimonio, la alertante, al pie de la casa. La puerta de entrada se había cerrado y entorpecía el rescate. El cabo, de 35 años de edad, arremetió contra el obstáculo hasta que lo rompió y franqueó el domicilio. A tientas, con una linterna y sin conocer la casa, consiguió dar con los ancianos, que se encontraban en unas camas en estancias separadas.

Gonzalo se percataba de la rotura de los cristales por el calor y de la cesión de la escayola del techo. El humo, que ahogaba, conquistaba la casa y urgía el rescate. El agente rompió inmediatamente ventanas para liberar la columna generada por un fuego que había comenzado en una secadora y se había extendido por la cocina.

Con la ayuda de la médico de Quero, incorporaron a la mujer, la sentaron en la silla de ruedas y la pusieron a salvo en la calle. Acto seguido, regresaron para hacer lo propio con Julián, cuya rigidez por su deficiente motricidad dificultaba la evacuación.

El matrimonio quedaba a resguardo en casa de unos vecinos. No obstante, el guardia civil prolongó el coraje y se dispuso a apagar el fuego, con la ayuda de unos empleados municipales y unos extintores del Ayuntamiento. «Quería apagarlo para que no hubiera más daños en la vivienda», explica.

Quizá el cabo Simón tenía en mente aquella extinción de un incendio en una casa que protagonizó hace unos años en Quintanar de la Orden. Entonces, no fue necesario salvar unas vidas.

«El mobiliario de la cocina de una vivienda unifamiliar calcinado. La totalidad de la vivienda afectada por humo», describieron en su informe los bomberos del parque de Villacañas, que sofocaron finalmente el incendio.

«Ha salido todo bien», resumía Gonzalo la gesta en la pequeña localidad manchega. El guardia civil regresó a esa dirección el miércoles para interesarse por el matrimonio, que había vuelto al domicilio que comparten con su hija pese a los desperfectos. «Están muy agradecidos», señala. La familia, y el pueblo entero de Quero.