Pretenden haber identificado el Greco más temprano

A.D.M.
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El hallazgo, acogido fríamente por especialistas internacionales, es un icono de la iglesia de Santa Catalina de Tsivaras, cerca de la importante ciudad de Jania (Creta). La primera obra documentada del Greco es una Pasión de Cristo realizada en 1560

Pretenden haber identificado el Greco más temprano

Los historiadores del arte barajan desde hace años la posibilidad de que puedan aparecer en la isla de Creta nuevas pinturas realizadas por el joven Domenikos Theotokopoulos, que ya era un artista formado en las claves de la pintura bizantina (conocida como pittura alla greca) -con obvio conocimiento del arte veneciano de su tiempo (pittura alla latina)- antes de iniciar su etapa italiana y, posteriormente, de establecerse en España. Se unen a esta presunción, planteada como hipótesis de trabajo por especialistas solventes en publicaciones y congresos internacionales, los cada vez mayores esfuerzos de las instituciones culturales griegas por aumentar a toda costa la reducida colección de obras del pintor en territorio helénico.

Sea como fuere, la semana pasada saltó a los medios de comunicación griegos la aparición de un probable icono del Greco en la iglesia de Santa Catalina de Tsivaras, enclave situado a escasos kilómetros de la importante ciudad cretense de Jania. El hallazgo, cuya atribución ha sido defendida en un reciente congreso por el veterano arqueólogo Michalis Andrianakis, es una representación de la Virgen con el Niño Jesús (el término griego para denominar esta tipología es Hodigitria) y Santa Catalina que indudablemente manifiesta el conocimiento de la pintura occidental por parte del pintor de iconos que la realizó.

Sin embargo, de ahí a considerar que la pintura es obra del Greco -más de cien pintores trabajaban en la isla de Creta en tiempos de Domenikos Theotokopoulos, agremiados bajo el patronazgo de San Lucas-, e incluso a considerar que trataría de la obra más temprana de su autor de la que se tiene noticia -la primera documentada es una Pasión de Cristo realizada por el joven Greco en 1560, con apenas 19 años de edad-, hay un largo camino. 

A falta de nuevos estudios, sabemos que la pintura no está firmada -fue cortada, al parecer, para su instalación en el iconostasio del templo bizantino donde se conserva- y que las características que manifiesta podrían ser atribuidas no solo al Greco, sino a diversos coetáneos. Por ejemplo, cualquiera de los pintores formados en el taller de Juan de Gripiotis -uno de los grandes artistas cretenses de mediados del siglo XVI-, probable maestro del Greco, o en los de Mijael Damaskenos o Georgios Klontzas. A ninguno de ambos resultaba ajena la pintura veneciana -la ciudad de los canales poseía su propia comunidad griega, avecindada alrededor de la iglesia de San Giorgio del Greci- y eran, naturalmente, conocedores de las tradiciones bizantinas, como el empleo del oro en los fondos, el horror vacui y la falta de interés por la perspectiva.

No es sorprendente, por tanto, que la mayor parte de especialistas internacionales hayan acogido con cautela -cuando no con manifiesta frialdad- la aparición del supuesto Greco.