Editorial

Difícil tesitura de Felipe VI en una ronda de consultas poco clarificadora

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Felipe VI tendrá al final de la jornada de hoy una idea más o menos precisa de si es posible que España tenga un Gobierno a corto plazo. De la ronda de consultas que inició ayer y que acabará hoy deberá extraer conclusiones y tomar una decisión sobre si proponer un candidato a la investidura o no. Sin embargo, y a pesar de que la única vía posible a fecha de hoy es la del presidente en funciones, Pedro Sánchez, no le va a resultar fácil adoptarla. La causa no es otra que el anuncio de ERC de que no participará en los encuentros de los portavoces parlamentarios con el monarca, lo que hará imposible que el rey sepa si el vencedor de las elecciones del 10 de noviembre dispone de los votos suficientes para sacarla adelante. Tan solo cabe la posibilidad de que el propio Sánchez informe a Felipe VI de las intenciones de los republicanos independentistas y que en función de ello decida. Lo normal, salvo que el líder socialista le traslade información suficiente de las negociaciones con ERC que garantice la viabilidad de la propuesta, sería que el rey lo dejara en el aire a la espera de que existan evidencias de un gran avance en el diálogo. Porque ni siquiera los minoritarios le han asegurado un voto a favor mientras no se resuelva la parte catalana de la negociación. Todo puede pasar durante la jornada de hoy.  

El resultado de las elecciones otorgó a los independentistas catalanes un papel que están explotando al máximo, con el consiguiente perjuicio para los intereses generales de la nación. Para empezar, y más allá de las contraprestaciones que obtengan por su necesaria abstención, está el retraso de disponer ya de un Gobierno que pueda tomar decisiones sobre asuntos de trascendencia para el país. Sánchez, tras sellar con el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, un acuerdo de Gobierno apenas 48 horas después de conocerse la composición del Parlamento, regaló muy a pronto a ERC la batuta de la investidura, que está utilizando en función de sus intereses partidistas y catalanistas y no de los generales. Porque de nadie más que de los soberanistas depende la decisión que pueda tomar hoy el rey. Y en este caso, prácticamente a ciegas, fiado a un exceso de confianza de lo que terceros le puedan señalar al respecto.

Hoy podrá echarse más en falta que ningún otro día la posibilidad de que el ganador de las elecciones hubiera defendido explorar otras alternativas. La más importante, la de renunciar a la dependencia de ERC, un argumento con el que podría haber puesto en apuros a algunos partidos como Ciudadanos y PP, a los que no les conviene actualmente una tercera cita con las urnas. Ni a ellos ni a nadie, incluido el propio PSOE, pero no cabe duda de que haber optado desde el principio a intentar con ellos una fórmula del desbloqueo sin participación de los independentistas les hubiera puesto en una tesitura difícil. Sin embargo, quien se ha metido en un laberinto de difícil gestión es  Sánchez, pese a que pueda salir hoy propuesto a la investidura.