La tauromaquia florece en Orgaz por primavera

Mario Gómez / ORGAZ
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La terna se repartió nueve orejas de una muy bien presentada corrida de Alcurrucén y El Cortijillo. Tres orejas cada espada que les valieron abandonar el coso en hombros

Raúl Rivera y Álvaro Lorenzo hacían su primer paseíllo en Orgaz, mientras que Eugenio de Mora ya lo había hecho antes. - Foto: Antonio Almena

Orgaz volvía a celebrar su Fiesta de la Primavera y lo hizo con todos los honores. Además de múltiples actos culturales y festivos, como ya es tradicional, también se celebró una corrida de toros en la que tres diestros de la provincia despacharon un encierro de la familia Lozano.

Bonitos en sus hechuras y con cuajo, los cuatreños y cinqueños de las ganaderías de Alcurrucén y El Cortijillo (1º, 3º y 5º) dieron un juego favorable para redondear una tarde en la que los toreros no se dejaron nada dentro y pudieron hacer las delicias del respetable.

Con un gran ambiente en los tendidos salió al ruedo el primero de la tarde, ante el que Eugenio de Mora entabló una faena esforzada en la que hubo de apostar y sobreponerse a la condición de un animal que una vez quedaron solos toro y torero, rompió hacia adelante permitiendo mayor lucimiento del de Mora. Faena de constancia y tesón que rubricada con una buena estocada valió el primer apéndice de la tarde.

Ante el cuarto hubo de hacer un esfuerzo el moracho, cruzar la raya y apostar con fe ciega a un animal que no terminaba de definirse en los primeros momentos del trasteo de muleta y que solo la voluntad de Eugenio logró hacer embestir y romper el trasteo hacia adelante. Tanto fue así que tras cobrar otra buena estocada el respetable pidió con apremio el doble trofeo para el torero, valorando su entrega y querer.

En segundo lugar recibió Raúl Rivera a su oponente con una larga cambiada en el tercio. Un saludo voluntarioso del torero de Yeles. Precisamente de rodillas empezó la faena de muleta, tras haber protagonizado el tercio de banderillas, y entabló una faena principalmente de cercanías en la que destacó la búsqueda de conexión con el respetable. Media estocada y descabello le valieron para pasear un trofeo.

Ante el quinto no quiso dejarse nada dentro, y dio con el quiz de las alturas y los tiempos para mantener en pie a su oponente y lograr una labor esforzada y por momentos vistosa que hizo conectar con los tendidos, que ya se engancharon en el tercio de banderillas. Apretó en el epílogo en las cercanías y de nuevo media estocada, puso en sus manos un doble trofeo, que pone en valor la madurez de este torero.

Álvaro Lorenzo atraviesa un momento de dulce y quedó patente en dos faenas ante astados de condiciones opuestas pero en las que el toledano tiró de capacidad e hizo un importante ejercicio de profesionalidad. En el tercer capítulo de la tarde, Lorenzo trató de estructurar un trasteo que dotó de contenido a base de esfuerzo personal ante las escasas opciones del toro, impidiendo que la faena cogiera vuelo. Oreja.

Sorteó el peor y el mejor, precisamente el último de la tarde. Un toro largo y con caja, al que Lorenzo supo sacar las bondades por ambos pitones corriendo la mano con gusto y temple, y firmando bellos naturales. «Desolado» siguió con ahínco los vuelos de la muleta y tras un cierre por luquesinas, mató de estocada en buen lugar y paseó un doble trofeo con petición de rabo. Premio para el torero, y para el toro que recibió la vuelta al ruedo.

Entre tanto, abandonó la terna en hombros el coso orgaceño, rodeados de niños que jugaban al toro ante un ambiente festivo en los tendidos. 

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