Si de algo puede presumir Juan Manuel Rojas es de tener la capacidad de gestar, en torno a la arqueología, la atención y la curiosidad de quien se para a escuchar y contemplar el suelo que ahora, solo y sin ninguna ayuda regional, gestiona, conserva, investiga y divulga. Un buen ejemplo de este tratamiento patrimonial se evidencia en el éxito de participación logrado en sus celebradas ‘Noches de Guadarrazar’ que, hay que recordar, ya registró en su anterior edición.
Por ello, y dado de que las plazas son limitadas y la implicación en la propuesta requiere reserva previa, se hace importante recordar que todavía puede recorrerse el yacimiento -los próximos días 3, 10, 24 y 31 de agosto- tramitándose la inscripción en la dirección http://www.guarrazar.com/evento/noches-deguarrazar, desde la que, si se precisa de más información o asistencia, la organización ofrece el número de teléfono 635 900 123. Sobre los precios, existen varias posibilidades ya sea reserva individual, con niños o en grupos.
Así, las ‘Noches de Guarrazar’ proponen la visita guiada -por el arqueólogo y director de las excavaciones- nocturna al yacimiento arqueológico, recorrido al que seguirá un aperitivo selecto amenizado con música en directo. Además, y no hay que desdeñarlo en estos días de altas temperaturas, Rojas aprovecha el frescor de la noche para articular una visita -serena y altamente documentada- en un ambiente distendido en el que la participación es casi obligatoria.
Éxito de ‘Las Noches de Guarrazar’Durante el recorrido, el artífice de las excavaciones realizadas en la zona relata algunos de los secretos -unos confirmados y otros todavía en proceso- conservados en un suelo que albergó un santuario del reino visigodo del que, por cierto, apenas se ha excavado 150 años después de aparecer el tesoro que el rey Recesvinto donó a la basílica y que se enterró por el avance árabe. De ahí que Juan Manuel Rojas continúe trabajando para seguir acreditando datos en torno a un tesoro - encontrado en 1858- que pertenecía a un lugar que recibía peregrinos. De ahí el tamaño de la basílica hallada y la estructura conservada en un edificio cercano. Y es que no hay que olvidar que en Guarrazar existe un lugar simbólico, en apariencia muy humilde, que es fundamental para el yacimiento: el manantial.