El sector se opone a suprimir las ayudas al girasol y la colza

SPC
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COAG argumenta que aumentará la dependencia de otros países, ASAJA dice que cierra las puertas a un sustituto del cereal y UPA propone dos alternativas: «Eliminarlas no es una opción»

El sector se opone a suprimir las ayudas al girasol y la colza

España, Europa y el mundo parecen estar ante una importante crisis alimentaria, al menos potencialmente. Que no falte alimento, ni para animales ni personas, dependerá de las decisiones políticas que se vayan tomando, tanto en Bruselas como en la política nacional. Muchas de esas decisiones vienen contenidas en el Plan Estratégico de la nueva PAC, documento al que el Ministerio de Agricultura está dando los últimos retoques.

La pasada semana se conocieron las intenciones de Atocha de eliminar la ayuda asociada al girasol y la colza, dos cultivos de gran importancia para España. UPA ha rechazado frontalmente estas intenciones, al considerarlas injustas e ilógicas, especialmente en una situación de guerra en Europa como la que estamos viviendo. Al parecer, la eliminación de la ayuda se justifica en que la Comisión Europea no considera estos cultivos como proteaginosas (que cuenta con una partida del 2% del presupuesto de la PAC) y tendrían que entrar en el paquete del 13%; el problema radica en que esta segunda asignación está «totalmente repartida», por lo que habría que quitar ayudas a otros sectores para mantener las de girasol y colza.

El Ministerio de Agricultura propone que los 45 millones que se destinaban a esta subvención pasen a la ayuda básica a la renta y se asignen a las tres regiones de cultivos herbáceos de secano donde se ha venido sembrando girasol y colza históricamente. Una estrategia que UPA rechaza. A cambio, proponen dos alternativas.

La primera es que se siga contemplando la ayuda a las oleaginosas como parte importante del Plan Proteico Nacional. Esto se justifica por el valor proteico que tiene la torta de girasol y colza. En este caso la ayuda sería proporcional a la contribución media por hectárea a la producción de proteína para consumo animal en relación a un cultivo medio de una proteaginosa. Es decir, si una veza o un guisante con 1.500 kilos por hectárea aporta unos 390 kilos de proteína, y un girasol con una producción de 1.200 kilos genera, a través de la torta, 309 kilos, la organización agraria propone que la ayuda al girasol se ajuste según esa proporción; es decir, que los 60 euros por hectárea se ajusten a 48 euros.

La otra opción es que no se pierdan fondos de los paquetes destinados a ayudas acopladas. De tal forma que, si se mantiene la negativa por parte de la Comisión Europea de mantener el apoyo al sector de las oleaginosas con el paquete del 2%, UPA propone incrementar el apoyo unitario a las leguminosas, proteaginosas y legumbres hasta los 90 y 120 euros por hectárea, respectivamente.

Por su parte, COAG en Andalucía considera que España tiene que combatir este nuevo varapalo de la Comisión Europea a un cultivo que es ya tradicional en su región y en muchas otras áreas de España y que, además de producir aceite, es básico para la alimentación animal por su alto valor proteico y su importante papel medioambiental. Ramón García, responsable de Herbáceos de COAG Andalucía, explica que la eliminación de las ayudas al girasol aumentará la dependencia de la importación de proteína vegetal, ya que va a reducir a medio y largo plazo el suministro interior, «sin que se plantee además ninguna alternativa».

Para esta organización agraria, esta posición de Europa es, además de inoportuna, un despropósito, más aún cuando este cultivo está viendo mermada su superficie año tras año ante la falta de rentabilidad. En este sentido, García afirma que «es de locos quitar las ayudas al girasol cuando más girasol se necesita». El responsable de COAG explica que «dado que el objeto es fomentar los cultivos de alto contenido proteico para la alimentación animal, buscando reducir la dependencia de productos provenientes del exterior, se ha de seguir fomentando el cultivo del girasol».

Cambio de criterio.

El presidente de APAG Extremadura ASAJA, Juan Metidieri, ha acusado al ministro Planas de querer acabar con los cultivos del girasol y la colza después de la última «ocurrencia» que ha tenido, como es eliminar las ayudas asociadas a las oleaginosas. Para Metidieri es incomprensible y de difícil explicación que después de fomentar un cultivo como este y una vez que se ha hecho el esfuerzo de incrementar la producción por tres en zonas como Andalucía o la propia Extremadura permitiendo el cultivo de barbechos, ahora quiten de un plumazo las ayudas asociadas. «Es un ejemplo más de que el campo no le interesa a este Gobierno y de que estamos a merced de cómo se levanta el ministro de Agricultura, que cambia de un día para otro», denuncian desde la organización. «Ahora, una vez que se ha apostado por este cultivo, llegan Europa y el Ministerio de Agricultura y cambian los repartos, dejando colgados, una vez más, a los agricultores», señala Metidieri.

España y Europa son muy deficitarias en producción de proteína vegetal. Es por ello que se están articulando estrategias para incrementar la producción de cultivos como las proteaginosas y oleaginosas. Para ello las ayudas asociadas son una herramienta de hacer política, afirman desde UPA, apoyando a los agricultores que apuestan por estos cultivos. UPA, al igual que el resto del sector, cree que es necesario reducir la dependencia de proteína foránea. «Los agricultores están en un proceso de adaptación a las nuevas exigencias ambientales en el que el sector de las proteínas juega un papel importante. Las actuales tensiones en los mercados de los fertilizantes también aportan razones muy de peso para no eliminar estas ayudas», han concluido desde la organización.

Asimismo, desde COAG se destaca que la eliminación de la ayuda al girasol aumentaría la dependencia de la importación de proteína vegetal, ya que va a reducir a medio y largo plazo el suministro interior, «sin que se plantee además ninguna alternativa a la ayuda e ignorando el peso que tiene este cultivo como fuente proteica en la alimentación animal. También ocasionaría que el agricultor perdiera alternativas para mejorar la sostenibilidad de la actividad a largo plazo, pues se trata de un cultivo altamente adaptado a nuestro medio, cuya raíz recupera nitrógeno profundo para el suelo, es aprovechado mucho por los apicultores y que se puede considerar prácticamente ecológico al no requerir tratamientos, además de ser un reclamo paisajístico».

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