Cuando ser 'no adscrito' es despectivo

F. J. R.
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El concejal no adscrito del Ayuntamiento, Luis Miguel Núñez, ex de Vox, aprecia un tono despectivo en un titular publicado por La Tribuna sobre su apoyo a los presupuestos del PSOE para 2022 y califica de «plumilla afín al régimen» a su autor

Cuando ser ‘no adscrito’ es despectivo

El concejal no adscrito en el Ayuntamiento de Toledo, Luis Miguel Núñez, comenzó ayer su intervención en el Pleno municipal para hacer referencia a un titular de La Tribuna. El edil, ex de Vox, consideró que la frase «el PSOE saca adelante los impuestos de 2022 tras pactar con el no adscrito», publicada en portada el pasado martes, albergaba «un tono un poquito despectivo» en relación a su persona. «A lo mejor es una apreciación mía», añadió para dejar claro que no le gustaba esa catalogación de 'no adscrito'.

Además, posteriormente, llegó a calificar como «plumilla afín al régimen» al autor del titular, añadiendo que parecía que le molestara que «este concejal pacte con el equipo de Gobierno».

Antes, Núñez había llegado a echar mano del diccionario de la Real Academia Española (RAE), un recurso muy usado en su oratoria plenaria, para leer el significado de la palabra 'pacto' y aportar a la audiencia algunos sinónimos.

En esa misma línea, la RAE afirma que 'adscrito', en su uso pronominal, significa «asignar a una persona a un servicio o a un destino concretos»; y sus sinónimos serían «agregado», «unido» o «anejo». De esta forma, 'no adscrito' entraría en el terreno de lo que no está asignado a ningún servicio o destino concreto. Básicamente lo que sucede cuando un concejal no está incluido en ningún partido político y ejerce en su representación propia.

Hay que recordar que Luis Miguel Núñez concurrió a las últimas elecciones municipales bajo la bandera de Vox, partido que terminó abandonando tras sacar su acta de concejal (la cual es personal) y con el que intercambió duras acusaciones.

La figura del concejal no adscrito a ningún partido político tiene su propio régimen jurídico dentro de la administración local. Está perfectamente registrada y aceptada, y aunque lógicamente sobre ellos siempre sobrevuela la sombra del transfugismo, nunca su catalogación como 'no adscrito' es despectiva. De hecho, hasta en el Pleno donde Núñez expuso ayer su postura, el propio Ayuntamiento de Toledo le rotuló como: «Luis Miguel Núñez Gil. Concejal no adscrito».

La coletilla de que «a lo mejor es una apreciación mía» gana así pues fuerza, ya que un titular no tiene tono y en él se hace referencia a los hechos objetivos. «El PSOE saca adelante los impuestos de 2022 tras pactar con el no adscrito» fue exactamente lo que pasó en la Comisión de Hacienda del pasado lunes.

Para terminar su desafortunada intervención de ayer, Núñez se preguntó «por qué molesta tanto que este concejal pacte», defendiendo su nuevo apoyo al PSOE (ya no es novedad) al decir que la política «está trufada de acuerdos entre diversos grupos», y llegando a poner como ejemplo la votación en el Congreso para tumbar la legalización de la marihuana apoyada tanto por la izquierda como por la derecha (PP, Vox y PSOE).

La capacidad de llegar a acuerdos es básica en democracia, indispensable, lo que no lo es nunca es saber con antelación el resultado de un voto de una persona que concurrió a las elecciones por Vox, que salió elegido concejal con los votos de toledanos que comparten las ideas de Vox y que, ahora, casi siempre (alguna vez se abstiene) comulga con las del PSOE.

El reconocimiento final de Núñez al concejal de Hacienda, Pablo Sabrido, lo deja todo muy claro: «quiero agradecer la premura que se dio en contactar, no sé con todos, pero al menos conmigo, para explicarme el proyecto de presupuestos y desarrollarlo».