El posible regreso de Marcelo Bielsa a nuestra Liga sería el del viejo 'profesor', el del maestro de una generación de técnicos que hoy deambulan entre los 40 y los 55 años (él ya gasta 66, pero arrancó en los banquillos a los 34), el del tipo enamorado obsesivamente del fútbol, hasta el punto de que trascendió parte de su equipaje en el Mundial de Corea y Japón hace hoy 20 años: 7.000 vídeos con partidos de selecciones. 

Hay mucho de romanticismo en su posible vuelta a Bilbao de la mano de Iñaki Arechabaleta, candidato a dirigir el Athletic en las próximas presidenciales del club vasco. 'El Loco' dejó un recuerdo magnífico en el 'Botxo', donde ganó a todos por su calidad personal y profesional (fue el año de las dos finales fallidas, aquellas de Liga Europa y Copa del Rey ante el Atlético y el Barça) y donde sería recibido con los brazos abiertos según los sondeos que maneja la candidatura aspirante. 

De entrada, entrenadores como Bielsa pueden dar a LaLiga un espaldarazo en medio de una mediocridad estadística que ya es tendencia… y va a peor: es la competición (de las cinco grandes) con menos goles, menos disparos, menos minutos de juego efectivo, más empates a cero e interrupciones. El argentino cree firmemente en que sus equipos sean protagonistas y no espectadores, pero más allá del estilo, pues amolda sus esquemas según las piezas (jugadores) que tenga para jugar, su llegada inunda el campeonato de una personalidad única en el planeta y de un discurso lento, bien pensado, de quien medita cada verbo: «El fútbol se hace menos dramático cuando lo ejecutan los que saben» o aquella histórica reflexión sobre victorias y derrotas: «Los momentos de mi vida en los que yo he crecido tienen que ver con los fracasos. El éxito es deformante, relaja, engaña, nos vuelve peor, nos ayuda a enamorarnos excesivamente de nosotros mismos; el fracaso es todo lo contrario, es formativo, nos vuelve sólidos, nos acerca a las convicciones, nos vuelve mucho más coherentes».

Inicios

Narrar su vida y obra es atravesar un exuberante jardín de anécdotas únicas. Porque Marcelo Bielsa es ese tipo que nada más aterrizar en un banquillo (el de Newell's) consigue que el conjunto gane dos veces la competición doméstica y sea subcampeón de la Libertadores en 1992… pero lo consiguió alojando a su plantilla en hoteles de dos estrellas porque quería que sus pupilos se acercasen al pueblo, e incluso concentró al equipo en una base militar, donde puso a disposición de los futbolistas «un único teléfono» para casos excepcionales. 

Ya para entonces, cuando trabajó en el 'scouting' de los jóvenes talentos de su país, dividió Argentina en 70 partes y las recorrió una a una en coche: allá donde llegaba preguntaba «por el bueno del pueblo» y lo fichaba en cualquier lugar y a cualquier hora. Mauricio Pochettino aún sonríe recordando que él fue reclutado por 'El Loco' «a las tres de la madrugada» cuando apenas tenía 13 años. Es decir: su método funcionaba, pero era único, extravagante y singular. 

Seis partidos

Lo pudieron comprobar en el Espanyol cuando fichó en verano de 1998. Había pasado sin pena ni gloria por México durante tres campañas, pero su fama engordó de nuevo en Argentina, cuando triunfó con Vélez. La directiva 'perica' apostó fuerte por Bielsa… que duró apenas seis partidos en la Ciudad Condal. Se marchó. La llamada de la selección de su país fue demasiado fuerte. De aquel período hay otras 1.000 leyendas e historias, pero una que Fernando Redondo cuenta con distancia y sonrisa fue la visita del técnico a España para ver a los internacionales. Se acercó al centrocampista y le dijo abiertamente: «Lo primero, usted no me gusta… pero tengo que venir a verlos a todos».

Pasó por Argentina (1998-2004, con medalla de oro en los Juegos de Atenas) y por Chile (2007-2011), donde ya muchos sospechaban que su aura se agotaba… pero entonces llegó el Athletic, el nuevo salto del charco y la leyenda continuó creciendo. Resulta imposible quedarse con una sola anécdota de su corto paso por Bilbao: no llevaba ni 15 segundos como técnico cuando dijo «discúlpenme» y se levantó para irse al baño. Imposible olvidar la denuncia que presentó contra sí mismo por golpear a un empleado del club… pero Asier Garitano (técnico del Eibar en la 2012/2013, entonces en Segunda B) tiene para sí la mejor de todas: después de que los 'armeros' eliminasen a los 'leones' en la Copa, Bielsa se presentó en las instalaciones del Eibar dos días después preguntando por el técnico. 'El Loco' le entregó una caja de cartón llena de papeles y vídeos: eran todos los apuntes de cómo había preparado el enfrentamiento, para que no creyesen que el conjunto rojiblanco había perdido por faltarles el respeto porque preparó el encuentro igual que cualquier otro anterior.