Un vídeo con alma, vida y corazón

Leticia G. Colao
-

El director talaverano Luis Fernández Reneo recoge en poco más de 10 minutos el espíritu del oficio del barro explicando de manera sencilla los procesos artesanales que le dan forma

Un vídeo con alma, vida y corazón

El completo expediente presentado por la candidatura de ‘Procesos artesanales para la elaboración de la ‘talavera’ de Puebla y Tlaxcala (México) y de la cerámica artística de Talavera de la Reina y El Puente del Arzobispo (España)’ a la Unesco ha incorporado un vídeo que recoge en poco más de 10 minutos la esencia del arte cerámico. Y no era tarea fácil. Resumir el proceso de elaboración artesanal de un arte milenario, hacerlo a través de artesanos y expertos de dos países en dos continentes y condicionados por los requisitos que pedía la Unesco, era algo más que complejo.

Con esa premisa partía el director del vídeo documental, el talaverano Luis Fernández Reneo, a quien pudo más la «ilusión que la responsabilidad», de la que no fue consciente hasta que iniciaron el proceso de producción. El proyecto le llegó por un amigo de la infancia muy vinculado con Cerámica San Ginés, Pedro Bastidas. Era un proyecto complicado «pero tan valioso que solo veía ventajas», por lo que no dudó ni un instante.

Por delante, el reto de plasmar el alma del oficio cerámico y sus técnicas artesanales, siguiendo los requisitos de la Unesco: Una narración universal, «que alguien que no conozca nada, comprenda el proceso de la fabricación, que es una herencia cultural, un patrimonio, un saber hacer», explica Reneo. Y la necesidad de añadir diferentes facetas de la cerámica, clásica, moderna, decorativa, artística... que se incluya a Talavera y Puente pero también a Puebla y por supuesto, las diferentes etapas de la creación cerámica. «Resumirlo todo y que se entienda perfectamente a efectos de lo que quiere la Unesco, el saber hacer...», añade.  

A partir de ahí, comenzó a darle forma para que también se grabase en México, prácticamente a la vez mediante una segunda productora, pero siguiendo el diseño de su escaleta. En ésta, se especificaban diferentes cuestiones técnicas  de gran importancia para que, una vez en el montaje, el resultado fuese un vídeo homogéneo con un fin común: resumir la esencia del oficio, no las piezas resultantes.

El resultado, un vídeo cargado del alma, vida y corazón que los artesanos del barro, ya sean en éste o en aquel lado del Atlántico, ponen en cada pieza, y donde la única diferencia es el acento.

El documental da luz y color a un objetivo que se inició hace ya cinco años y lo hace de una forma «memorable, la que da vida en movimiento al oficio de hacer cerámica», explica el director del vídeo cuya producción ejecutiva recayó en Enrique Tribaldos.  

En el mismo, colaboran entre 25 y 30 personas profesionales del oficio cerámico, «no todos en pantalla por esa obligación de sintetizar», además de expertos y algunos niños que ejercen de actores ocasionales. Y su trabajo, aunque recién presentado, se remonta a algo más de un año, dice Reneo, con alrededor de cinco meses desde la pre-producción hasta el producto final en la gran pantalla.

Mucho para aprender. Fernández Reneo ha logrado un trabajo donde se resume una historia artesanal de siglos marcada de tradición y sentimiento. Además, ha conseguido aprender «mucho» de los ceramistas mostrando en cada imagen «que su oficio es una forma de vida».

No duda en reivindicar algo que es tan de los talaveranos y lamenta que aún así, «no seamos conscientes de la repercusión que la cerámica ha tenido en el  mundo». Este trabajo le ha servido además para conocer a Rafael García Bodas, ceramista aprendiz de Ruiz de Luna, fallecido el pasado mes de mayo, autor de las placas cerámicas que dan nombre a las calles de Nueva Orleans. Con ellas fue, precisamente, con las que en un viaje de juventud comenzó el director a valorar esa trascendencia de un arte que desconocía completamente pero que este trabajo ha ayudado a entender.