El adiós del viejo maestro

Diego Izco (SPC)
-

El defensa central celebra el título de Italia en la última Eurocopa. - Foto: D. Cerny (Reuters)

Si pudiésemos aplicar un paralelismo entre la obra cumbre de Sergio Leone y aquella mítica línea de tres de la Juventus primero y de Italia después, diríamos que Bonucci y Barzagli representaban directamente al 'Bueno' y Giorgio Chiellini, él solo, hacía de 'Feo' y de 'Malo'. Sus dos compañeros tenían más poso, oficio y eran capaces de salir con el pantalón blanco de un partido sobre el lodo, pero Chiellini era el que aparecía con barro hasta en los dientes, una venda sujetando una gasa sangrante sobre una ceja abierta y una sonrisa de oreja a oreja porque en el último instante recibió un balonazo en el pecho. Quién sabe siquiera si la pelota iba a puerta.   

El viejo maestro, el especialista defensivo, uno de los grandes estandartes de ese costumbrismo alocado y entrañable de centrales italianos dispuestos a partirse la crisma por un balón sin dueño, ha anunciado esta semana su adiós al fútbol del gran escaparate. El 'guardiolismo' ha arruinado a toda una generación de defensores italianos. Ahora todos miran hacia arriba, en los cruces ya no hay zagueros de esos que intimidan al rival, se está perdiendo nuestra tradición (…). Para volver a la élite mundial Italia necesita delanteros centros como los que teníamos hace 20 años, pero la aparición de algún defensor de verdad también sería de agradecer. Una reflexión sentida desde el corazón y una frase lapidaria de quien dará sus penúltimas lecciones en Estados Unidos (prolonga su carrera en Los Ángeles FC) después de decir adiós a la Juventus de Turín y a Italia tras 17 y 18 años de fiel servicio, respectivamente. 

El 'Puyol' italiano

De una forma evidente, Giorgio Chiellini ha sido el 'Puyol italiano': un tipo con unas cualidades tácticas o técnicas aparentemente más limitadas que sus pares… pero que las compensaba sobradamente con una entrega, unos valores, un sobresfuerzo titánico y una forma de entender el juego y el arte de defender muy cercana a la pasión. «Mete la cara donde otros temen meter el pie», dijo Franco Baresi sobre el español… aunque la frase valdría para definir con precisión a su compatriota. Por ejemplo: «Me encanta jugar contra Lukaku -dijo en la pasada Eurocopa, cuando Italia ganó a Bélgica (1-2) en cuartos de final-. Después de cada enfrentamiento, ambos acabamos con moretones». Y todo expresado con una amplia sonrisa. 

Para llegar a ese punto de reírse tras pegarse con un 'armario' belga de 103 kilos de peso, el 'tres' de la Azzurra tuvo que trabajar el doble que los demás. Cuando ingresó en la academia del Livorno -allí debutó en la élite-, cuando la Fiorentina arriesgó por aquel muchacho feo y espigado con cara de secundario de lujo en una película de Fellini o cuando la Juventus, tan solo un año después (05/06) decidió llevárselo a Continassa, su Ciudad Deportiva, a cambio de 2,2 millones de euros. 

Chiellini pertenece a la estirpe de deportistas cuyo carisma es natural, sin aditivos ni imposturas. Su ascensión a los cielos de Turín se fraguó en la Serie B: mientras otros centrales como Cannavaro o Thuram abandonaron el equipo tras el 'Calciopoli', él se quedó junto a otros mitos 'bianconeri'. Acababa de llegar y recibió múltiples ofertas para marcharse, pero su historia de amor con la 'Juve' empezaba a escribirse desde abajo.

A media que los 'cracks' iban anunciando su adiós, los vídeos de despedida son una retahíla maravillosa de goles y regates y virguerías simpar. Los aficionados que han dedicado vídeos-tributo a 'Chiello' en las últimas fechas (jugó su último partido en Turín ante la Lazio el 17 mayo y su último partido con Italia ante Argentina en la 'Finalissima' del pasado 1 de junio) se han centrado en los 'tackles', golpes, agarrones y peleas que pasaban del aire al suelo… Pero al final una sonrisa. La de ese villano con carisma al que, conforme avanza la película, vas cogiéndole cariño. 

Giorgio Chiellini, genio y figura hasta el final, deja un poquito más huérfana esa vieja escuela sepultada por el fútbol moderno, donde el factor humano cada vez importa menos. 

ARCHIVADO EN: Italia, Juventus