Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


Un gallego un tanto 'macroniano'

04/04/2022

La agenda de la semana política está clara: habrá encuentro en La Moncloa --al fin-- entre el jefe del Gobierno y el líder de la oposición y habrá primera ronda de las elecciones presidenciales francesas el próximo domingo. Y ¿qué relación tiene una cosa con otra? En principio, ninguna, más allá de que pueden apreciarse no pocas concomitancias entre quien es hoy el político estelar en España, Alberto Núñez Feijóo, y el más probable ganador de las elecciones galas, el actual presidente Emmanuel Macron. El galo y el gallego comparten el ser el penúltimo baluarte frente al avance de una ultraderecha con la que, sin embargo, no tienen otro remedio que convivir, un afán por situarse en el centrismo integrador y una personalidad que se sitúa algo al margen de los convencionalismos familiares y sociales.

Claro que hay una distancia entre el galo y el gallego. Y entre Francia y España, desde luego. Y entre el PP y 'En Marche', el partido que formó Macron de la nada en 2016 para ganar las presidenciales de 2017 ante el hundimiento del socialismo --que se va a certificar este domingo con el desastre de Anne Hidalgo-- y la pesadilla de la ultraderecha lepenista. Pero, si usted lo observa más de cerca, comprobará que entre la formación macroniana y el 'nuevo' PP que diseñó Feijóo este sábado en Sevilla existen ciertas connotaciones, sin duda buscadas por Feijóo: la obsesión por situarse en un centro que estaba abandonado y por dialogar con una izquierda moderada que hoy por hoy, en Francia, busca una identificación ante el previsible hundimiento del PSF.

Resultaba indeseable la hipótesis, no tan absurda hace tres semanas, de que, como ocurre en Francia, la oposición al Gobierno radicase en las formaciones más o menos de ultraderecha, populistas. Creo que Feijóo se lanzará a una 'colaboración crítica' con el Pedro Sánchez con el que dialogará esta semana y se irá distanciando inexorablemente de la formación de Abascal, con la que, sin embargo, suprema contradicción, convive en Castilla y León, hasta cierto punto en Madrid y convivirá en Andalucía tras las elecciones, cercanas, en esta Comunidad. A ver cómo resuelven el dilema entre los propios Sánchez y Feijóo, a ver cómo reacciona Abascal --y esto tiene ahora una indudable importancia-- ante el previsible 'efecto moderador Feijóo' tras el congreso del PP.

En todo caso, lo que ha demostrado Feijóo --que, tras el congreso, se acercó a saludar personalmente, rara avis, a todos los periodistas que seguíamos el acontecimiento-- es la importancia de la comunicación: la sensación de que ha abierto una vía nueva. Alguien cercano al que ha sido presidente de la Xunta gallega me dijo este sábado que a la magnífica comunicación de Zelenski se debe la sensación mundial de que, pese a la superioridad militar rusa, los ucranianos serán capaces de obtener una victoria. Y no se olvide que Zelenski lanzará este martes un mensaje telemático a los españoles desde el Congreso de los Diputados. Puede que ese mismo día sea el del encuentro entre Sánchez y Feijóo. Tal vez nuestros políticos entiendan por fin que solamente desde un nuevo modo de entenderse con los ciudadanos se construirá ese nuevo país que ya tanto vamos necesitando y que me parece que quiso alumbrar el gallego en su discurso sevillano.

¡Ah! Finalmente, y aunque puede que usted lo considere una frivolidad, el gallego y el galo comparten un innegable gusto por la vestimenta sin estridencias, la corbatas lisas de un azul apagado y creo que jamás nadie les ha visto soltar una carcajada. Quizá no encuentren motivos para reír abiertamente o, más probablemente, sienten un invencible pudor para mostrar sus sentimientos.