Campofrío hace frente al miedo

B. G. R.
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El anuncio más esperado del año se estrena con Karra Elejalde como protagonista e Icíar Bollaín en la dirección. 'Acojonados' es un canto a la vida para no olvidarse de disfrutarla después afrontar tantas adversidades. Así fue un día de rodaje

Son las cuatro de la tarde de un soleado día de otoño en Madrid. Entre las torres de viviendas de hasta diez pisos del barrio de Orcasitas, en el distrito de Usera, se esconde un pequeño oasis de casas bajas con sus zonas verdes y pequeños patios. Es como si fuera una ciudad al margen de la inmensa urbe, aunque apenas se ven vecinos pasear. Sin embargo, el trasiego de gente es incesante; desde las ocho de la mañana hasta bien entrada la noche. Más de 150 personas van y vienen con muebles, ropa colgada en perchas, bolsas... Hay cables por todos los sitios, cámaras, ventanas de luz, micrófonos extensibles, monitores y claquetas.

Silencio, por favor. Motor. Acción. Las palabras de un miembro del equipo de rodaje van a misa y en este plató exterior no se oye ni la respiración. Empiezan a verse caras muy conocidas: Karra Elejalde, Candela Peña, Belén Cuesta, Edu Soto, Carlos Areces, Darko Peric (Helsinki en La casa de papel) o el youtuber El Cejas. Entre ellos y pasando casi desapercibida, la directora de cine Icíar Bollaín. Es el segundo día de trabajo de tres, en el que se ruedan las principales escenas del  que ya está considerado como el anuncio del año: la minihistoria con la que Campofrío lleva once años felicitando las Navidades y que ayer estrenó bajo el título de Acojonados. Siempre unida a la actualidad, con el humor por bandera, un mensaje para la reflexión y un final de esperanza y disfrute.

Sin olvidarse de la pandemia, las directoras creativas del proyecto, Mónica Moro y Raquel Martínez, han trasladado los miedos, acrecentados por el virus, a otros aspectos y circunstancias de la vida como hilo conductor de la trama.  Un conjunto de temores y desconfianza encarnado en el personaje de Karra Elejalde (Ocho apellidos vascos, Airbag o 100 metros), que le hacen aislarse del mundo, volverse malhumorado y gruñón hasta guardar su dinero debajo de un colchón. «Todos hemos sido un poco Karra en algún momento», dicen las creativas a la hora de explicar esa dualidad que va entre «ponernos a la defensiva o abrir los ojos, enternecernos y ser achuchables». 

Con ese lado más pesimista del personaje arranca la campaña publicitaria. El protagonista se aísla de su entorno; la covid, las criptomonedas... Todo son miedos a los que no quiere enfrentarse. En una de las escenas, Belén Cuesta y Edu Soto se acercan a su casa para darle una sorpresa, recibiendo un portazo como respuesta. Bollaín está dentro y manda repetirla en varias ocasiones para que todo esté perfecto, a pesar de que apenas dura unos segundos. Lo mismo le ocurre a Candela Peña o Carlos Areces, al que se encuentra por la calle y  le saluda con un frío choque de puños mientras se limpia la mano en el abrigo. Se oyen risas entre los miembros del equipo y la propia directora no oculta su sonrisa cuando ve el gesto del actor vasco. «Yo ya no lo sé hace mejor», asevera el actor de Muchachada Nui tras varios intentos hasta conseguir el  ritmo correcto de los pasos de ambos personajes en este encuentro.

El tiempo pasa lento entre escena y escena. Hay que prepararlo todo para la siguiente sin olvidarse del más mínimo detalle. En esa espera, una Candela Peña vestida con un abrigo de pelo rosa animal print y subida a unos grandes tacones, se acerca a la prensa. Con su habitual desparpajo, recuerda que es la tercera ocasión en la que participa en esta campaña. «Estoy muy contenta porque Campofrío ha intuido los tres momentos de mi vida en los que estaba muy chunga de trabajo y de dinero», reconoce, mostrando su agradecimiento a la firma porque «es la primera vez que este año oigo la palabra acción». 

«Vamos chicos, que se nos va la luz», apremia la directora de Te doy mis ojos o la reciente Maixabel, que está acompañada por un equipo de excepción como Javier Alvariño,  responsable de arte, y Pau Esteve, al frente de la fotografía. La noche se echa encima, pero antes hay que reponer fuerzas en el cátering. Queda la última escena que aparece en el anuncio (no se que se ruede); la que recoge el mensaje final.

Porque la trama de este año da un giro de 180 grados para cambiar el pensamiento del protagonista que no quiere celebrar la Navidad. Es cuando enciende la televisión y ve en un programa un testimonio «real»? de una joven de La Palma a raíz de la erupción del volcán: «No le tenemos miedo. Volverá la vida encima de las cenizas». Y es entonces cuando el actor pasa de la oscuridad a la luz, conversa con un grupo de inmigrantes asiáticos y otro de adolescentes hasta que recibe en su casa, con entusiasmo y bien vestido, a Candela Peña y al resto de amigos para disfrutar de una fiesta en la que se convierte en gran anfitrión, aunque con la reflexión de un temor bien distinto: «Lo que más me acojona es que se nos olvide que vivir es acojonante». 

La camaradería entre los actores no solo se ve ante la cámara sino en las conversaciones que mantiene entre escena y escena. Es uno de los aspectos más gratificantes para las estrellas de este año, que se muestran encantadas de ser parte de esta campaña (Peña y Cuesta repiten), rodada principalmente en Orcasitas, pero con otras localizaciones como el puente de la Reina, la Bolsa o Madrid Río. Tres días de frenético trabajo, con 75 extras de figuración y la música del paso de Semana Santa A la gloria, para mostrar en poco más de tres minutos que «nada nos quite nuestra manera de disfrutar de la vida».