Leire, una alumna con un 65% de discapacidad sin ayuda pública

J.M.
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La madre de esta alumna del IES Valdehierro de Madridejos asume el rol del ayudante terapéutico por la tardanza de la adjudicación del especialista por parte de Educación

Leire, una alumna con un 65% de discapacidad sin ayuda pública

Virginia Zamorano ha elegido nombres vascos para bautizar a sus dos hijos. Leire se llama la mayor, una niña de 13 años a quien detectaron hace dos un cáncer con metástasis en el cerebro y en la médula. Fue operada; sufrió un infarto, y una cadena de secuelas. Tantas, que tiene reconocido un 65 por ciento de discapacidad. Revisable porque esta legionaria (significado de Leire) gana paulatinamente terreno a los males. «Ha recuperado mucho», afirma a este diario con un fondo de alivio su madre, una madridejense de 38 años enfadada, muy enfadada, con la Consejería de Educación.

Tiene motivos. Leire completó el curso pasado con la ayuda de la figura del asistente terapéutico (AT), de un fisioterapeuta y de un logopeda. Estudiaba Sexto de Primaria en el colegio público Santa Ana de Madridejos. La niña retomaba los estudios presenciales y encaraba en 2022/2023 el paso a Secundaria. Debía cambiar de centro. Así ha sido. El día 8, empezaron las clases en el IES Valdehierro, pero una revisión hospitalaria obligó a la alumna a iniciar la temporada a la jornada siguiente.

Para sorpresa, no hay ningún ayudante para Leire. Ni tampoco fisioterapeuta ni logopeda, a los que tiene derecho. La niña ha recuperado, pero se le resiste el equilibrio. Puede levantarse, pero precisa de una silla de ruedas para avanzar. A mediados de septiembre, tras los días no lectivos por las fiestas municipales, la niña no se reincorporó junto con sus compañeros. La Delegación provincial de Educación daba respuestas vagas a Virginia Zamorano sobre las razones. «Que no hay AT en las bolsas», argumentaron. Ayer ya le precisaron que continúan los trámites administrativos para la adjudicación del auxiliar.

Y Leire, la pequeña que batió al cáncer, se ha visto obligada a quedarse en casa. Sin sus nuevos compañeros. Por la tardanza, Virginia ha arreglado como la única opción plausible que sea ella quien asuma el papel del auxiliar. Así, la alumna regresó ayer al aula del instituto manchego, y su progenitora estuvo pendiente del teléfono móvil para cualquier eventualidad. Volvió otras dos veces al centro para acompañar a su hija al baño.

Virginia sabe que el claustro de profesores del IES Valdehierro no tiene responsabilidad y agradece la deferencia con la menor para que esté cómoda en el centro. Pero sí señala a la Consejería de Educación. De esta manera, demanda una reunión con el delegado provincial de Educación, José Gutiérrez, para que su hija pueda completar el curso con ayuda. Porque el año pasado era otro cantar. «Salía de excursión y yo estaba tranquila», afirma por la cobertura pública de las necesidades extraordinarias de Leire, cuyos informes médicos respaldan la necesidad de esta figura.

sin una vida normal. «Este año, todo se ha dado la vuelta», lamenta su madre, quien recuerda estas dos últimas semanas de septiembre en que Leire se ha ausentado de clase por la carencia de ayuda pública en el aula.

«Como madre, me duele que no pueda seguir una vida normal, como una niña de 13 años», se queja por esta zancadilla administrativa.

La denuncia de Virginia Zamorano se añade a la publicada por este diario en el Centro Rural Agrupado 'Entrerríos', concretamente en las secciones de los municipios de Lucillos y Los Cerralbos por la falta de auxiliares técnicos educativos (ATE).

Dos alumnos están también desatendidos en este colegio que agrupa a estudiantes de Montearagón, Las Vegas de San Antonio y los mencionados Los Cerralbos y Lucillos. Uno de los niños matriculados, de tres años, está diagnosticado de trastorno de espectro autista, y otra alumna, de ocho años, padece una discapacidad motórica por una polineuropatía hereditaria, conocida como enfermedad de Charcot Marie-Tooth.

Virginia cree que el caso de Leire «se ha traspapelado»; no obstante, hay ejemplos parecidos en la provincia, como el del CRA 'Entrerríos'. Mientras, Leire aguarda en silencio a que la administración pública corrija . «Está deseando estar con sus compañeros. Se quiere integrar. Llevamos dos años malos», apunta su madre, que volverá hoy a estar toda la mañana pendiente del teléfono móvil para que nada le falte a su hija mayor.