Dijeron que iba a ver sorpresas. Y han sido de color negro. No se sabe si es una especie de homenaje o luto tras los dos años de pandemia o simplemente un cambio de estética, pero una de las procesiones más esperadas de la Semana Santa toledana se guardó un as en la manga con la vestimenta de una de las piezas partícipes de su imagen. Se trata del romano que ofrece una copa de vino y hiel al propio Cristo de la Humildad. En otras ocasiones, la hermandad ya había cambiado la indumentaria de este personaje con colores azules, blancos y rojos. En esta ocasión, el romano portó una vistosa capa e imponentes plumas negras.
En cualquier caso, con o sin novedades, a la hermandad la esperaban multitud de fieles. Los alrededores del Monasterio de San Juan de los Reyes acumulaban espectadores desde antes de las 19:00 horas de la tarde. Se puede hablar de miles de personas a la hora de su salida. Un hito.Nadie se lo quiso perder. Tras dos años sin salir por la pandemia, los hermanos bailaron el paso como nunca. Además, lo hicieron con nueva banda sonora. Les acompañó la Agrupación Musical de El Carpio, de Córdoba, banda que ya estuvo en Toledo hace unas semanas mostrando su talento y que lo animó con marchas y bandas sonoras reconocibles como la de la película 'La Misión'.
Los penitentes, con su habitual sotana negra, capuchón morado y cinturón franciscano blanco, guardaron silencio en el tramo comprendido entre la plaza del Salvador y la capilla de la Inmaculada, en la calle Trinidad. Lo hicieron por los pacientes de TEA, Trastorno del Espectro Autista. Aunque a algunos les sorprenda, en esta hermandad sí se aprecia cuando se va en silencio y cuando no, porque sin lugar a dudas, destacan por la diversidad en cuanto a los ánimos que le otorgan continuamente a su Cristo de la Humildad.
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A la cofradía les acompañó el Obispo Auxiliar de Toledo, César García Magán. Hasta las 01:30 horas de la madrugada no llegaron los penitentes a San Juan de los Reyes y, volviendo a acumular cientos de personas a su alrededor, tardaron media hora en dar la vuelta al 'misterio' para su entrada triunfal en el Monasterio. A la mayoría de las personas les dolerían las manos después de tanto aplaudir, al ver como la Humildad volvió a bailar, volvió a reír y volvió a emocionar con el himno de España al sonar en el momento de su paso por el pórtico del gran Monasterio toledano.