«No mata el hambre, pero el Banco de Alimentos es una ayuda»

J. Monroy
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Con el Fondo de Ayuda al Necesitado del Estado, el Banco de Alimentos repartió el pasado año más de un millón de kilos de alimentos. Para Manuel Lanza, «las consecuencias más duras las va a traer el incremento del coste de la vida»

«No mata el hambre, pero el Banco de Alimentos es una ayuda» - Foto: Yolanda Lancha

En estos años de pandemia y otras desgracias parece haberse detenido el tiempo, mientras crecen las necesidades. A Manuel Lanza todavía se le recuerda por parte de muchos como presidente de la Junta de Cofradías de Semana Santa de Toledo. Pero de eso hace ya tiempo, tanto que entre unas cosas y otras ya lleva diez años al frente del Banco de Alimentos de Toledo. Después de una década, Lanza comprende que quizás sea hora de dejar paso a otra persona, pero como en tantos otros cargos, parece complicado buscar relevo, «es tan difícil que, de momento, no lo encuentro; porque siempre hay mucho apoyo, pero poco compromiso, a la gente le cuesta mucho trabajo», apunta. Luego está el consejo de San Ignacio de no hacer mudanza en tiempos de tribulación, y parece que el Banco de Alimentos no ha vivido un tiempo de mayor tribulación, que este de pandemias y guerras.

Estos años, ¿que ha sido lo peor, la pandemia, la guerra o el IPC?

Las consecuencias más duras las va a traer el incremento del coste de la vida. El IPC y el coste de la energía es una penalidad tremenda para las familias. Por eso, solicitamos alimentos fáciles de cocinar, por ejemplo, si son legumbres, que ya estén cocidas, para evitar más gasto de energía. La pandemia fue dura, pero nos pilló con reservas y la guerra no la estamos sufriendo todavía, aunque me temo que vamos a empezar a sufrirla con el coste de las materias primas, los cereales.

¿Cómo es este trabajo en el Banco de Alimentos?

Actualmente, el Banco de Alimentos está atendiendo a 140 entidades benéficas en la provincia de Toledo, con aproximadamente una población de 14.000 personas que se encuentran en situación difícil; desgraciadamente, en una situación cada vez más difícil. Creo que se está agudizando de una forma muy sensible la situación de penuria en la que se empiezan a encontrar, porque los índices del coste de la vida se han disparado, los sueldos no crecen en paralelo y las necesidades de las personas son cada vez mayores. A veces me preguntan si está aumentando el número de entidades que atendemos. La verdad es que no, porque las entidades no se crean de la noche a la mañana y siempre están en torno a las 140, pero sí que es verdad que el número de personas a las que ayudamos está creciendo. Llegó un momento en el que andábamos por las 12.000 personas y estamos otra vez en las 14.000.

¿Todo en colaboración con los Servicios Sociales?

Para admitir en el Banco a una entidad benéfica, les exigimos primero que estén registradas como tal y después que uno de sus fines estatutarios sea ayudar a personas necesitadas. A partir de ahí, un asistente social o los Servicios Sociales de su Ayuntamiento debe verificar que las personas acogidas a esta entidad son realmente personas que lo necesitan. Siempre digo que no matamos el hambre, los bancos de alimentos, desdichadamente, no satisfacen al cien por cien las necesidades de estas personas, ni de las entidades, pero son una ayuda. Eso es lo que buscamos.

¿Y su trabajo es solo con voluntarios?

Casi exclusivamente trabajamos con voluntarios, sí. Tenemos a unas veinte personas que son voluntarias, todas jubiladas, con obligaciones familiares, que vienen los días que pueden. Pero sí es verdad que lo tenemos tan bien organizado que con cuatro o cinco personas resolvemos perfectamente, salvo casos puntuales de grandes campañas. Decir que también tenemos firmado un acuerdo con la Dirección General de Prisiones para que las personas obligadas a hacer servicios a la comunidad lo puedan cumplir en el Banco. Y colaboramos con la asociación Ymca para la formación de jóvenes en el manejo de alimentos y medios mecánicos para su movimiento.

Para atender esta situación, el Banco de Alimentos se basa en un programa informático, que reparte de una forma proporcional al número de personas que ampara cara entidad los alimentos que en cada momento tenemos. Además, contamos con este equipo de personas voluntarias que dan de sí lo mejor que tienen, que trabajan con verdadero empeño y no siempre en situaciones fáciles. Porque ha habido unos meses de enero y habrá unos meses de agosto en los que la situación no es buena, y aún así aquí están cada día, tratando de mejorar la vida de los demás.

Precisamente, le pillamos en un momento de mucho trabajo, vemos lleno su almacén.

Esto es lo que el Estado Español compra para las personas necesitadas, que reparte a partes iguales entre Cruz Roja y los Bancos de Alimentos, en función de las entidades que les corresponden. Dentro del programa de Fondo de Ayuda al Necesitado que establece el Estado, el Banco de Alimentos repartió el año pasado 800.000 kilos, lo que hace que realmente haya dado más de un millón de kilos de alimentos durante 2021. El programa se estaba repartiendo en tres fases, aunque este año se queda en dos. Empezamos a repartir la primera fase el pasado lunes entre noventa entidades. Repartimos 227.067 kilos de alimentos, entre los que hay arroz, conservas de atún, cacao, macedonia de verduras, pasta alimenticia, macarrones, tarritos infantiles, alubias cocidas, leche entera y aceite de oliva. Tenemos que repartirlo todo en seis días. En octubre volverá a haber otro reparto, que será bastante más grande, más de 400.000 kilos.

Mientras tanto, hoy también se inicia la campaña de CaixaBank.

No puedo hacer más que mostrar mi particular agradecimiento por esta campaña. En los bancos de alimentos nos movemos exclusivamente por las donaciones, que tanto las empresas como las personas nos hacen. En consecuencia, cualquier esfuerzo en este sentido de entidades y personas se lo agradecemos por que son la razón de ser de los bancos y de nuestro trabajo.

Las donaciones que nos hacen no siempre están equilibradas, no siempre tienen una armonía con la cesta de la compra. Nos podemos encontrar con una cantidad suficientemente grande de galletas y no tener leche. Las aportaciones económicas como la de CaixaBank nos permiten compensar esas deficiencias, de forma que hacemos compras pensando en equilibrar lo que entendemos como cesta básica. El encargado del almacén, Álex, me pasa nota con cierta periodicidad diciéndome las carencias, y en la medica que tenemos dinero en el Banco como consecuencia de las donaciones, hacemos frente a estas necesidades. Me faltan palabras para hacer ver lo importantísimo que es para nosotros que haya campañas de este tipo. En 2021 recibimos subvenciones de la Diputación y el Ayuntamiento para la compra de alimentos, subvenciones que esperamos volver a recibir este ejercicio.

Los datos a nivel nacional hablan de una reducción del diez por ciento de las aportaciones. ¿Es así también en Toledo?

El grueso de las aportaciones que nosotros recibimos es de las empresas. El año pasado repartimos algo más de 300.000 kilos de donaciones hechas por empresas y personas, más allá de la ayuda del Estado. Esto supone una cantidad relativamente importante. Si a la postre trabajamos doscientos días, significa que cada día están saliendo del Banco más de una tonelada de alimentos. Para que puedan salir, tienen que entrar. A priori podría parecer que como consecuencia de la situación en la que nos encontramos, estos kilos deberían disminuir. Pero la verdad es que este año no solo no ha disminuido, sino que estamos repartiendo algo más que el año pasado por las mismas fechas. Esto se ha debido fundamentalmente a una empresa, que desde diciembre del año pasado ha empezado a aportarnos producto, no solo alimentos, sino también elementos de higiene personal e incluso delicatessens. La empresa es Amazon, que hace entregas que se están repitiendo cada semana y nos está permitiendo no solo mantenernos, sino incluso dar un poco más.

Sorprende un tanto, ¿Amazon?

A mí también me cuesta entenderlo. Porque la concepción que tenemos de Amazon es la de una empresa que vende de todo, pero que todo lo vende. Pues no es así. No sé de qué son resultado todas las donaciones que nos hace, si son devoluciones o qué. Y hay cosas que lo que me extraña es que las tenga Amazon. La semana pasada nos dieron dos palés de harina que caducaban a finales de mayo. Tenemos mucho cuidado con esas cosas, no admitimos productos cuya fecha no nos deje repartirlos con tranquilidad. Pero con 25 o 30 días, sí lo cogemos, y esta harina les vino divinamente a los conventos que se dedican a hacer pastas. Lo que no sé es cómo Amazon tiene harina.

Entonces, reciben ayudas de lo global a lo local.

Pero todo nos viene bien, todo es necesario, porque al final las personas tenemos la mala costumbre de comer todos los días, y varias veces en la medida de lo posible. Es verdad que las propias entidades nos dicen que hay poca leche y no llegan. Tenemos deficiencias inevitables. Amazon nos está ayudando mucho, no solo con alimentos, son pañales o papel higiénico, que son muy necesarios. Pero Amazon no eclipsa en absoluto a las otras empresas; Mercadona sigue haciéndonos unas donaciones muy importantes, como Tello, y no debería dar nombres, porque me dejaré en el tintero a mucha gente, Alcampo nos está ayudando mucho, como La Despensa. La verdad es que el Banco funciona gracias a lo que estamos recibiendo de empresas localizadas en Toledo.

Son empresas que conocen la labor de los bancos. Al final todo se basa en el buen nombre que tenemos. Los bancos de alimentos en el año 2012 recibimos el premio Príncipe de Asturias de la Concordia, y eso ha garantizado ante la sociedad la seriedad de nuestra forma de trabajar. La gente lo tiene en cuenta, está ahí.

Luego tenemos esa gran campaña de noviembre, la Gran Recogida, donde fundamentalmente son las personas físicas las que nos ayudan. Este año, con la pandemia, ha sido un poco más dificultosa, pero lo cierto es que es una ayuda que nos ha permitido atender necesidades hasta el mes de mayo o junio, según vayan las cosas. De forma regular, el programa de la televisión regional 'En compañía' sugiere a sus invitados que colaboren con el Banco, y la Biblioteca regional también cambia sus 'castigos' por alimentos para nosotros. Finalmente, aunque interrumpidas por la pandemia, realizamos campañas en los colegios para la concienciación de los niños sobre el despilfarro de alimentos.

Es decir, que no habría nada que hacer sin la sociedad en su conjunto.

La sociedad toledana, como todas las sociedades, e incluso mi persona misma, nos movemos un poco a espasmos, a empujones. Si no me empujan, es difícil que me mueva, pero no porque no quiera, sino porque no me acuerdo. De ahí la importancia de los medios, que son nuestra voz en la sociedad. Sin ellos, la verdad es que nos acordamos de los bancos de alimentos en Navidad. Por eso agradecemos las campañas que pueden montar 'la Caixa' o Mercadona, aunque haya gente que las critique. Cuando la sociedad se entera de que estamos, responde.