El Sescam limpia el espacio de 'los módulos' en Palomarejos

J. Monroy
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Los trabajos, que le correspondían a la empresa propietaria, se han retrasado más de dos meses

El Sescam limpia el espacio de ‘los módulos’ en Palomarejos

El barrio de Palomarejos ha comenzado la semana con una buena noticia. Después de más de dos meses de espera, por fin se han limpiado todos los restos que quedaron tras la desaparición de las consultas prefabricadas, conocidas como 'los módulos', que habían estado instaladas entre las calles Gante y Barcelona, anexas al centro de salud del barrio.

Tal y como publicó este diario la pasada semana, los vecinos del entorno estaban bastante enojados. Había pasado dos meses desde que se desmontaran 'los módulos' y allí yacían todavía bastantes restos, basuras, que se habían convertido en un «nido de bichos».

Consultadas por 'La Tribuna', fuentes del Complejo Hospitalario de Toledo habían confirmado que estas labores de limpieza estaban previstas ya y  que se iban a ejecutar en breve, como así ha sido. Según explicaron las mismas, el Sescam no era propietario de 'los módulos', sino que los tenía alquilados a una empresa, que era la responsable de su desmantelamiento completo, algo que ya estaba programado.

Las quejas de los residentes también llegaron a la Asociación de Vecinos La Voz del Barrio. Su presidente, Paco Arce, se lamentaba de la falta de comunicación por parte de las autoridades sanitarias, no solo en este asunto, sino en otros muchos relativos a un barrio que ha perdido su hospital y que está inmerso en un mar de dudas.

Arce recordó que 'los módulos' se instalaron de forma provisional hace años para el desarrollo de algunas consultas y lo provisional duró años, en lugar de buscarse una solución más definitiva. Hace dos meses se desmontaron las casetas prefabricada «y allí han dejado, sin más, todos los restos, todos los soportes sobre los que se sustentaban». Cierto es que no perjudicaban al tránsito «pero la verdad es que es una vergüenza cómo lo han dejado, sin rematar, sin limpiar y sin nada», se lamentaba Arce, a quien no le extrañaba que los vecinos hablaran de bicho y algunos hasta de ratas.