Dos días para descubrir el rico patrimonio conventual

Redacción
-

Parroquias y conventos abren la tarde del Jueves Santo y el Viernes Santo engalanados con altares efímeros. Es una oportunidad para conocer el rico patrimonio conventual de Toledo antes de que la clausura desaparezca por falta de vocaciones

Parroquias y conventos abren la tarde del Jueves Santo y el Viernes Santo engalanados con altares efímeros. - Foto: Víctor Ballesteros

El Casco histórico es en Semana Santa un museo abierto en cada uno de los templos que evocan la que, según la creencia cristiana, fue la última cena de Jesús. La tradición ha legado así una rica costumbre que aún se mantiene viva en la mayoría de las iglesias, como las de los monasterios y los conventos que cada tarde-noche de Jueves Santo exponen su patrimonio sacro en altares efímeros. Son los llamados Monumentos. El origen del término -del latín monumentum- podría traducirse como 'hecho digno de memoria'. Dichas ornamentaciones tienen como cometido la reserva del Santísimo Sacramento durante los días centrales de la Semana Santa, es decir, la ocultación de la Sagrada Forma consagrada en la Missa in Coena Domini del Jueves Santo, en la que se conmemora la Última Cena, hasta la celebración de la Muerte del Señor el Viernes Santo.
La Tribuna propone una ruta por estos conventos que comienza en la plaza de San Vicente, en el Convento de las Agustinas Gaitanas desde el que la Hermandad del Cristo de los Ángeles procesionará el próximo martes a las 23 horas. Los Padres Carmelitas, las Comendadoras de Santiago, y así hasta alcanzar el de Santa Isabel son algunas de las visitas obligadas para esta Semana de Pasión en la que ha cursado baja el convento de las Capuchinas, ya que las Carmelitas que en él residían se mudaron al convento que su Orden tiene en la calle Real.

Convento Agustinas Gaitanas

El Convento de las Agustinas Gaitanas data del siglo XV. La única una nave del templo conventual está dividida en cuatro tramos y cubierta por una bóveda de medio cañón, con un coro en alto a los pies. Destaca la capilla mayor cubierta por una impresionante venera que cobija el monumental lienzo de Francisco Rizzi, representando la Purísima Concepción, advocación de su iglesia situada en la plaza de San Vicente.

Convento Padres carmelitas

El Convento del Espíritu Santo de los Padres Carmelitas merece una visita para disfrutar de los lienzos cerámicos del siglo XVIII que adornan a modo de zócalo las naves laterales de la iglesia conventual. En Semana Santa cobra especial interés el Cristo Crucificado del beato Juan de Palafox y Mendoza, de gran devoción en la Comunidad Carmelita que en 2014 decidió instaurar un Viacrucis con esta imagen. Por su parte, la Virgen del Carmen espera en su puerta al Cristo de la Vega.

Comendadoras de Santiago

El actual Convento de las Comendadoras de Santiago debe su ubicación al año 1935, cuando la comunidad decide ubicarse en el Claustro de la Mona, parte del monasterio de Santo Domingo el Real. Situado en el extremo norte de aquel complejo arquitectónico, se conserva el antiguo refectorio de Santo Domingo, dentro del cual destaca un alfaraje de finales del siglo XV. El patio principal, llamado de la Mona, se construyó tras las obras de la nueva iglesia dominica, empezada en 1565, muy posiblemente por don Diego de Velasco.

Santo Domingo el Real

Es uno de los monasterios más grandes e importantes de Toledo, debe su fundación a Alfonso VII, llamado el Emperador, cuyo hijo Fernando está enterrado en la iglesia. De ahí su título de Imperial. Es el convento más antiguo de la ciudad y se sabe que existía en el año de 1131. A través de los siglos el convento recibió numerosas donaciones y favores de los reyes, consolidando su importancia.
Es a lo largo del siglo XVI cuando se realizan las mayores obras en el convento. Se sabe que fue en su totalidad y una de las referencia es el cambio de ubicación de la iglesia, que se supone perpendicular a la actual, antes de la construcción del claustro actual. Es en 1534, cuando Alonso Covarrubias, concierta con la abadesa la reforma, donde se compromete a tirar la anterior y respeta pocos elementos decorativos de las anteriores épocas.

Santo Domingo el Antiguo

El convento fue fundado por Alfonso VI tras la conquista de Toledo, siendo el primero autorizado a levantarse intramuros. El actual templo del convento cisterciense de Santo Domingo de Silos fue levantado en 1577, en estilo manierista renaciente, con traza inicial de Nicolás de Vergara, modificada por Juan de Herrera. Según la tradición hubo aquí un monasterio en la época de San Ildefonso. Destacan los lienzos originales de El Greco, así como la cripta en la que fue depositado el cuerpo del genial pintor a su muerte en 1614.

Convento Madres Carmelitas

Toledo fue el escritorio de Santa Teresa. En la ciudad a la que legó su quinta fundación escribió una primera redacción del 'Libro de la Vida'  o 'Las Moradas' y una primera parte de Las Fundaciones, además de 122 cartas. Algunas de estas misivas se conservan en la clausura de las Madres Carmelitas, pero no solo son cartas o la corrección a mano del libro Camino de Perfección los objetos que se guardan en el convento de San José. Un hábito, la sábana sobre la que expiró en Alba de Tormes en octubre de 1582, un tambor y una pandereta, así como dos cuadros alusivos a la Pasión que compró en un mercado callejero de la ciudad, son algunas de las piezas que se veneran como reliquias en este convento palaciego de la calle Real, junto a la Puerta del Cambrón.

Convento de San Clemente

La casa en que se ubica, de origen islámico, permite un recorrido por las remodelaciones y ampliaciones a que ha sido sometida, durante la Baja Edad Media, Época Moderna, Contemporánea y, por último, a finales del siglo XX. Desde el salón islámico, con su ventana de yesería y restos de pinturas murales con caracteres cúficos, hasta el mocárabe de yeso con la fecha en su extremo que lo sitúa pocos años después de la toma pactada de Toledo por el rey Alfonso VI, son los atractivos de este convento.

Convento de Santa Isabel
El actual convento de Santa Isabel, fundado en 1477 por doña María Suárez de Toledo, conocida como sor María la Pobre, tiene su origen en dos palacios distintos, ambos mudéjares del siglo XIV y la iglesia de San Antolín. Se accede a la iglesia conventual, reconstruida durante el reinado de Carlos I, a través de una portada de época de los Reyes Católicos, concretamente del año 1500.