José Luis Arroyo

Rayadas Millennials

José Luis Arroyo


La sociedad civil al servicio de la democracia

25/10/2022

El otro día, analizaba la actualidad de la agenda social, que a veces pasa desapercibida, aunque está muy presente en sociedades como la nuestra, gracias a las actividades que organiza la sociedad civil. Ante la multitud de eventos promovidos la pasada semana, quiero destacar; los organizados por 'Mujeres de Negro' contra la vulneración de los derechos de las mujeres en Irán, la Rueda de Hombres desarrollada por 'Hombres por la Igualdad' o las jornadas organizadas por varias ONG en San Pedro Mártir para analizar la situación de las migraciones y refugiados en Europa, pues todos ellos contribuyen a mejorar la vida de muchas personas.
Aun así, habrá quienes intenten cuestionar estas actividades por su carácter minoritario, y es cierto que son incapaces de congregar en el día a día, por ejemplo, a las personas que están dispuestas a acudir a ver un partido de fútbol o un espectáculo de masas. Quizá, aderecen también dicho comentario tildando a este activismo como 'chiringuito' y menospreciando, por tanto,  su labor. No obstante, este tipo de afirmaciones, que son recurrentes en redes sociales y coreadas por los trolls que intentan imponerse, desde el activismo del odio, lo hacen por su gran vocación de desprecio a la democracia y el menosprecio a su calidad, limitándola a aceptar, tan sólo, en el mejor de los casos, las reglas que permiten la alternancia.
Pero, no hay que olvidar que, sin el decisivo papel de la sociedad civil, en España no seríamos en la actualidad un referente mundial en la defensa de los derechos de la mujer, de la población LGTBI o en la donación de órganos. Además, nuestra democracia, que se construye gracias a más democracia, es decir, con participación social, no hubiera sido capaz de responder masivamente y de modo ejemplarizante y ético, a situaciones críticas que se han planteado en la historia más reciente; como la invasión ilegítima de Iraq o la catástrofe ambiental del Prestige, ni hubiera resistido a la barbarie que supuso el terrorismo de ETA o el islamista. Del mismo modo, esta sociedad civil se haya, ahora, sensibilizada y apoyando al pueblo ucraniano, ante la aberración perpetrada por Putin, que supone un ataque a los valores de toda la sociedad europea. Igualmente, la construcción de una economía ambientalmente más sostenible y justa, tal y como demandan los momentos actuales, sólo será posible gracias a la sensibilización y el debate, que se generan desde el tejido social, y su capacidad de influenciar a las instituciones que tienen encomendadas la toma de decisiones.
Sabemos que la experiencia demuestra que las acciones emprendidas individualmente o en pequeños grupos, como el negarse a levantarse, en un autobús, ante una injusticia racial, el tener el arrojo suficiente para desafiar una ley injusta que obligue a portar una determinada vestimenta o el cuestionar, con rebeldía, las decisiones que aplazan la consecución de derechos para una minoría, como ha realizado en más de una ocasión la activista Carla Antonelli, -persona a la que admiro profundamente-, son precipitadores imprescindibles  para promover la necesaria transformación social.
Así pues, en un contexto en el que, interesadamente, habrá voluntades que sean tendentes a la autocomplacencia, por todo lo conseguido en las últimas décadas, es urgente que seamos conscientes de que sigue siendo imprescindible reforzar el activismo social, sindical o político, promoviendo la incorporación de nuevos referentes, como la mejor garantía para poder espantar los nubarrones que, en estos días, se ciernen sobre los cielos de Roma.