A pesar de la lucha, no pudo ser en Alzira, y el CD Toledo lo tiene muy complicado para mantener la categoría nacional. Los pupilos de Javi Sánchez lo intentaron pero la dinámica de la temporada es la que es y no hay más.
Toca cambiar el chip para enfocarlo a pequeños objetivos que, de cumplirse, pueden llegar a devolver la ilusión de la permanencia a la afición. De momento eso queda lejos, toca centrarse en dar pequeñas alegrías a una afición muy necesitada de ellas.
La primera y fundamental es volver a ganar en el Salto del Caballo, y más ante un rival, el Yugo Socuéllamos, con el que se ha cimentado una rivalidad reciente pero fuerte. Un equipo con la historia del CD Toledo no puede permitirse perder ni un solo punto más ante su gente, aunque sea por orgullo torero.
La presión es fuerte y no todo el mundo es capaz de aguantarla, pero cuando se es jugador de un club con una historia como la del CD Toledo si no se sabe manejar hay que aprenderlo a marchas forzadas. No queda otra.
Se descienda o no, no es posible que se pierdan más partidos ante tu gente, un público que ronda las dos mil personas domingo sí y domingo también, ya sea a las 11:30 o a las 18:00 horas de la tarde.
Tienen que mentalizarse que se baje de categoría o no, hay que ganar en casa, hay que dar alegrías a tus seguidores y si se baja se haga con la cabeza bien alta. Paso a paso, lo mismo si se siguen esos pequeños pasitos y se recupera esas pequeñas ilusiones, lo mismo si se encadenan varios de esos objetivos, se puede volver a ese objetivo principal.
Lo cierto es que si este equipo hubiese estado al inicio de la temporada, con esa inercia, no estaría a estas alturas como está, pero eso es otra historia y otras cuentas que ajustar más adelante.
El equipo está jugando a un nivel muy alto a domicilio con resultados positivos. Eso mismo tiene que hacer en casa, ahora la presión debe cambiar, lo que no debe cambiar es el dar alegrías a una afición que por el momento no le ha abandonado y no lo hará siempre que estén a la altura con su esfuerzo, no piden nada más. Pequeñas alegrías que pueden sumar mucho.