Toledo visigodo, origen de la carpintería

Jaime Galán
-

Enrique Nuere es una eminencia en la carpintería de armar española y tiene claro que los artesonados que se ven por el mundo tienen su origen en obras que a día de hoy adornan Toledo

Enrique Nuere en plena clase magistral para alumnos de un curso de carpintería. - Foto: David Pérez

La madera como la pequeña olvidada de la historia del arte. Artesonados policromados en los techos de edificios históricos como la Alhambra de Granada, el Museo de Santa Cruz de Toledo, los Alcázares de Sevilla o imponentes obras arquitectónicas de Marruecos han pasado «de puntillas» a lo largo de la historia en favor de otras ramas del arte o la artesanía. Esto ha generado confusión y falta de documentación sobre las obras que multitud de iglesias y otros edificios de gran calado tienen tallado en madera. Es la sensación de Enrique Nuere, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y considerado una eminencia en el mundo de la arquitectura y la carpintería.

Durante una visita exprés a Toledo, el académico solo tuvo elogios y buenas palabras para el patrimonio de la ciudad imperial, «tanto para el conocido por todos, como para el oculto, que tiene mucho», asegura entre asombros. Además, como una persona que se ha movilizado por muchas ciudades y países para contemplar sus técnicas artísticas, puede afirmar que lo que ve en Toledo «es la base de todo lo demás», en cuanto a carpintería se refiere. Es más, Nuere apunta al reino visigodo previo a la llegada de los musulmanes, en el que Toledo era la capital, como el momento en el que se desarrollaron un mayor número de obras en madera, pese a que «la historia del arte lo vincula más a la época mudéjar».

Precisamente ahí es dónde Enrique Nuere ve la errata. En el trato que la historia del arte ha dedicado a la madera y, en suma, a la carpintería, tratada como «un arte menor» o «menos importante». Por eso, el académico afirma sin esconderse que él no puede aportar documentación para demostrar que las técnicas actuales de carpintería provienen del Toledo visigodo, «ni trato de convencer a nadie», pero se muestra convencido de que «tras años de estudios, lecturas y contemplaciones de obras de arte por diferentes países puedo afirmar que veo mucha homogeneidad en lo que se hace en Toledo y lo que se ha hecho después en otras partes».

Enrique Nuere reconoce que siglos después de la época visigoda se han hecho grandes obras de artesonado, con especial arraigo de la Casa de los Trastámara, también con vinculación toledana, pero no duda de que la influencia de este arte viene claramente de la tradición visigoda con la carpintería. 

La ciudad de Toledo tiene multitud de exponentes de este arte, y pese al haberse encargado él mismo de diseñar y construir unos artesonados en el patio del Alcázar, opta por ennumerar otras grandes obras de la ciudad como los techos del Museo de Santa Cruz, los conventos de Santa Isabel o Santa Úrsula, el Salón Rico o, incluso, la capilla del Corpus Christi de la Catedral, más conocida como la Capilla Mozárabe. Edificios de diferentes estilos artísticos que coinciden en su apuesta por los trabajos en madera, «algo que no se ve en todas las ramas del arte».

Al margen de la madera, Nuere aprovecha para hacer un llamamiento a los toledanos y sus gobernantes. Alerta de que «algunos conventos de la ciudad se quedan sin monjas y están abocados a cerrar, algo que viendo su belleza no se puede consentir».

CURSO DE CARPINTERÍA. El motivo de la visita de Enrique Nuere a Toledo fue la clausura, el viernes pasado, del I Curso de Carpintería de Armar Histórica que se ha celebrado en Toledo con 25 alumnos de todas partes de España y del mundo, y con otros 30 en lista de espera para la próxima edición. El evento, organizado por el Consorcio de Toledo, solicitó la presencia de Enrique Nuere para que este pronunciara una clase magistral en el último día de curso.

Con la clausura de Enrique Nuere, el académico y los alumnos visitaron dos de los exponentes de carpintería mencionados en la ciudad, el convento de Santa Isabel y el Salón Rico del Corral de Don Diego. Este último, por cierto, era visita obligada después de que los alumnos hayan realizado una maqueta del artesonado que se encuentra en su interior.