Ana Nodal de Arce

Me la juego

Ana Nodal de Arce


El jardín de Bono

28/05/2020

Veo a Bono y me viene a la memoria aquella calurosa tarde en la que llegó al cigarral del Ángel, flanqueado por Ruiz Gallardón y Zaplana. Curioso el destino de cada uno de ellos, por cierto. Pletórico, ese julio de 2003, celebraba su sexta mayoría absoluta en Castilla-La Mancha. Pero no nos engañemos: Bono quería más. Y le vuelvo a recordar, meses después, ante una comitiva de uniformes, altos cargos y famosos de la prensa rosa, jurando como ministro de Defensa.
En 2006 dejaba la política, eso decía. Pero siempre ha estado en un segundo plano, camuflado, en un partido en el que pudo ser todo, pero que no logró conquistar por ciertas estelas de animadversión que fue sembrando en su trayectoria. Se enfrentó a Zapatero para ser secretario general del PSOE, con la vista puesta en la Moncloa y, contra todo pronóstico, perdió. Los guerristas se la tenían jurada. Una antigua historia.
Ya sin cargos institucionales, Bono ha sido un urdidor de tramas, reuniones y encuentros de consecuencias dispares, como aquella cena en la que, dicen, pactó con Iglesias y Errejón la presidencia de la Junta para Page, caso de que Cospedal no consiguiera la mayoría absoluta. La jugada le salió bien. No obstante, falló en su apuesta por Susana Díaz frente a Pedro Sánchez. ¡Anda que no se arrepentirá! Ahora, cuando tiene algo que decir, se asoma a La Sexta y lo cuenta. Bono sigue siendo un personaje enigmático, que ha sobrevivido a rumores sobre su actividad, sobre su fortuna, que se ha sobrepuesto a losas como ‘El Pocero’. Él es capaz de adelgazar en plena pandemia, de querer echar una mano a Pedro Sánchez, de decir que incluso «se emociona» ante su discurso, y de asegurar, casi con la mano en el fuego porque no es hombre de medias tintas, que el presidente del Gobierno no conocía el pacto con Bildu para derogar la reforma laboral, que tanto ha dado que hablar en los últimos días. En fin que Sánchez no se entera de lo que ocurre en su partido y se ha metido «en un jardín» del que debe salir airoso. Lo que no sé es si Bono le ayuda o le perjudica con sus relatos.
Tengo claro que el expresidente de Castilla-La Mancha, que cimentó una comunidad que ahora celebra su fiesta sin haber logrado conciencia regional, es uno de los políticos que más sabe de la historia de los últimos años en España. Siempre le ha gustado guardar documentos, informes, a lo que suma su extraordinaria memoria. No sé si ahí reside uno de los secretos de su éxito. O de su fracaso, porque Bono nunca llegará a ser lo que un día soñó. No ha logrado su afán, palabra muy suya. Siempre patriota, los que le conocen bien afirman que es mejor tenerle de amigo que de enemigo. Genio y figura.