Teletecho de cristal

L.G.E.
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El hecho de que más mujeres teletrabajen para poder conciliar les priva de ámbitos informales de decisión en la empresa y que son presenciales, como los cafés o las comidas

Teletecho de cristal - Foto: Rosa Blanco

Estar trabajando en casa y hacer una parada para ir a la cocina y hacerse un café... no es lo mismo. El teletrabajo priva también de ese ‘descanso’ compartido con los compañeros del trabajo, del café bueno de bar, de los almuerzos o comidas a mitad de las jornadas largas. Pero aparte de toda esa relación social que se pierde, también hay una pérdida en el ámbito más profesional. Quien no está presencialmente en ese café o en esa comida, no está participando de un espacio informal de decisión que puede ser clave para promocionar en una empresa. Se está quedando fuera.

La secretaria regional de Empleo y Políticas Sociales de CCOO en Castilla-La Mancha, María Ángeles Castellanos, apunta que es algo que hay que tener en cuenta con las mujeres que se deciden más por el teletrabajo con la idea de que les permita conciliar mejor. Para empezar, Castellanos aclara que lo de que «haya mujeres que se tengan que quedar en su casa no es la forma correcta de conciliar», sino que habría que apostar por la «corresponsabilidad» entre hombres y mujeres. Señala que eso explica que en la serie histórica del teletrabajo, incluso antes de llegar al boom  del coronavirus, esta modalidad de trabajo desde casa se diese más entre  ellas.  

«El tema de la conciliación es una carga que recae sobre todo en las mujeres», insiste. Y esto lleva en estos momentos a sumarle un nuevo ‘techo de cristal’ en su carrera profesional cuando el teletrabajo les priva de determinados ámbitos  de poder ‘presencial’ al que sí siguen accediendo otros compañeros que a lo mejor ya han dejado de trabajar en casa desde la desescalada. Y es que no todas las decisiones se toman en reuniones telemáticas.

«Nos preocupa que estas cuestiones se vuelvan contra el empleo de las mujeres», recalca Castellanos, «y que se convierta en una forma para que se atiendan las cuestiones del entorno más doméstico y sin salir a trabajar».  Advierte de que, aunque se potencie el trabajo desde casa, «hay muchos espacios de decisión informales, vinculados al trabajo presencial en comidas, cafés, etc». Reconoce que en el sindicato les preocupa que «las mujeres queden alejadas de esos espacios informales donde se toman decisiones».

En el caso de Castilla-La Mancha, el teletrabajo era más mayoritario entre las mujeres que entre los hombres antes de que llegara la crisis del coronavirus. Con el primer confinamiento se disparó. Solo en el segundo trimestre de 2020  fueron 71.100 los empleados que trabajaron desde casa más de la mitad de los días. A raíz de los datos de la Encuesta de Población Activa, el sindicato CCOO concluye que se incrementó el teletrabajo un 295% en comparación con el mismo trimestre del año anterior.

Pero este incremento fue más patente entre ellas que entre ellos. De esos 71.100 asalariados que trabajaron desde casa de abril a junio,  30.800 eran hombres y 40.300 mujeres. En comparación con la media de 2019, entre los hombres se incrementó un 180% y entre las mujeres  fue un 476%. Es decir, que el crecimiento del teletrabajo entre las empleadas creció más del doble que entre los empleados

Depende de los sectores. Castellanos reconoce que aquí también entran en juego factores que tienen que ver mucho con los sectores económicos. Señala, por ejemplo, que en la Administración hay mucho empleo femenino y que es un ámbito que se pasó mucho al teletrabajo durante el confinamiento más duro. En cambio, hay otros sectores como el de la construcción en el que el teletrabajo no es viable y la presencia femenina es menor.

Castellanos atribuye precisamente a la construcción o a las campañas agrícolas, también de carácter puramente presencial, el hecho de que Castilla-La Mancha  fuese una de las tres comunidades en las que menos se optó por el teletrabajo al inicio de la pandemia. Solo están por debajo Canarias y Murcia. Comenta que además se nota que el teletrabajo ha ido bajando con el avance de la pandemia. Se ha pasado de un 11% de los asalariados en el segundo trimestre a un 6% en el tercero.