Editorial

Un test ante el coronavirus que se debe pasar desde la unidad

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La excepcionalidad que vive España y Castilla-La Mancha desde el pasado 14 de marzo aconsejaba mantener una nueva reunión como la celebrada ayer, vía telemática, entre el presidente del Gobierno regional con los responsables de los partidos políticos que cuentan con representación en las Cortes autonómicas. Trasladar todos un mensaje de unidad y de solidaridad también con las víctimas de la pandemia y con los que la combaten es una necesidad, al mismo tiempo que se insiste en promover soluciones y no en explorar culpas o pasar facturas. No tiene sentido politizar la adopción y gestión de medidas que han de tener como primer y único objetivo derrotar el coronavirus recordando, cada día, la importancia de tener un sistema sanitario público que atiende la salud de todos los ciudadanos y que requiere también de medios para que los que cuidan estén cuidados.

El consenso a la hora de trazar hojas de ruta en materia sanitaria y también económica son necesarios para abordar una recuperación que se aventura complicada y para la que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció ayer que lleva a un paso más, con la adopción del confinamiento total para los españoles a excepción de los sectores esenciales, dejando atrás la que en su día calificó como política del bisturí. Es un equilibrio muy complejo, dada la dureza con la que el virus está golpeando nuestro país.

De lo que se trata ahora es de salvar vidas y eso ahora es lo más importante. Son días decisivos en esta guerra sin cuartel que tristemente dejan días como el vivido ayer, una jornada que deja ya a casi 3.000 personas hospitalizadas tras sumar 600 casos de nuevos contagios mientras que la cifra más dramática, la de los fallecidos llega ya a 448. A la espera de llegar al deseado pico de la curva que tanto preocupa, el aspecto que más alerta, como recordó el portavoz del Ministerio de Sanidad contra la pandemia, Fernando Simón, sigue siendo la saturación de unidades de cuidados intensivos y que hace necesarios unos esfuerzos extras para reducir al máximo la presión sobre estas unidades que modularán el número de fallecimientos. Y para aliviar esa tensión resulta importante tener registros de la incidencia real del virus, para aislar cuanto antes a esas personas que den positivo y tratar de romper al máximo la cadena de contagios. Por eso, Castilla-La Mancha empezará a repartir hoy los primeros 6.000 test de pruebas rápidas que, como anunció el presidente García-Page, empezarán con los colectivos más expuestos al virus: desde sanitarios, a fuerzas de seguridad o a hasta los mayores, los que estuvieron al pie del cañón tirando como los que más de la sociedad durante la última crisis y que ahora son las principales víctimas y con los que todos estamos en deuda.