Humor sin receta médica

SPC
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La editorial Espasa edita un libro recopilatorio de Forges en homenaje al sector sanitario, un ejemplar cargado de amabilidad y crítica social

Humor sin receta médica

Desternillante a la par que irónico y popular a partes iguales. El nuevo libro de Antonio Fraguas, Forges, (Madrid, 1942-Madrid, 2018), es un ejemplar recopilatorio de sus mejores viñetas sobre el sector sanitario y un texto homenaje no solo a él, uno de los grandes del humor gráfico en España, sino a todo el personal que trabaja en un hospital, desde el profesional médico al de la limpieza, seguridad o mantenimiento. 

¡Ay! Humor sin receta médica (editorial Espasa) es el antídoto perfecto contra todo aquello que puede producir miedo, también ante la enfermedad y el dolor. Por eso a lo largo de su carrera, Forges hizo de la relación entre los humanos y la enfermedad uno de los ejes de su obra.

En este libro, la editorial ha querido rescatar aquellas tiras del ilustrador que retratan el amplio espectro sanitario, desde la ternura o irrelevancia a los pacientes hasta la profesionalidad y valor de todos aquellos que cuidan por la salud.

Humor sin receta médicaHumor sin receta médicaEn definitiva, un enorme agradecimiento a la excelente labor que realizan y que quedó patente durante la crisis sanitaria de la COVID-19, aunque Antonio no la pudiera retratar de primera mano.

Como si de un prospecto médica se tratase, Espasa hace una divertida guía del libro, en el que hace sugerencia de qué medidas se deben tomar antes de comenzar su lectura, cómo leerlo, efectos adversos e incluso de qué forma debe conservarse.

Como si de un medicamento se tratase ¡Ay! Humor sin receta médica está indicado «como alivio sintomático de la pesada losa que supone vivir en este patíbulo lleno de sufrimiento y sin sentido que llamamos existencia», admite el texto, aunque también ironiza con la posibilidad de utilizar el ejemplar para calzar una mesa o sujetar una puerta para que esta no se cierre de golpe.

Humor sin receta médicaHumor sin receta médicaSobre cómo leerlo, la editorial admite un amplio abanico de posibilidades, desde hacerlo del tirón hasta concentrarse en pequeños párrafos, además de detallar que es mejor sostener el libro con las dos manos y abrilo frente a los ojos.

Además, en caso de terminarlo, conviene no abusar de su uso. «El humor que contiene este libro puede desencadenar una risilla tonta que aumentará progresivamente si su uso es prolongado», es uno de sus efectos secundarios. 

Asimismo, es importante que se almacene en un lugar fresco y seco, ya que es importante que se mantenga lejos del fuego, recomienda para su conservación.

Historia viva

Cinco años después de su muerte, Espasa decide sacar un libro recopilatorio de Forges y revisar así a uno de los genios del humor gráfico más excepcionales. Un autor que retrato durante más de cuatro décadas las mejores situaciones de la vida cotidiana con una acidez y crítica social impecable, además de poner encima de la mesa una extensa iconografía de personajes y situaciones cómicas que reflejan la idiosincrasia y la sociología de la España contemporánea, desde el tardofranquismo hasta bien entrado el siglo XXI.

Fue el creador de numerosos dibujos protagonistas que retrataba una y otra vez de forma incansable sin agotar su comicidad, como era el caso de Mariano y su gorda esposa Concha, los Blasillos, los náufragos en la isla desierta, las beatas y un largo etcétera.

Era un humor que apuntaba a la amabilidad y a la cercanía y que en ocasiones rozaba lo absurdo y lo contradictorio. Además de ironía, Forges sabía poner el foco en lo próximo y en aquello que interesaba a todos o a casi todos.

Antonio Fraguas inició su carrera profesional en la televisión, a la edad de 14 años, y a comienzos de la década de los 70 del pasado siglo se convirtió en humorista gráfico, actividad que continuó realizando hasta su último aliento.

Fue un ilustrador incansable, realizó todo tipo de libros, suyos e ilustrados para otros autores, además de escribir su única novela Doce de Babilonia. 

Pero su gran bagaje fueron los miles de dibujos que realizó, ya fuesen para viñetas o para otro tipo de publicaciones. Se le calculan más de 100.000 ilustraciones. 

En todos aquellos dibujos Forges retrató una España de línea negra y gruesa, un país cercano, popular y reconocible, un chiste que gustaba a todos y que se burlaba de algunos. Forges poseía esa capacidad innata de hacer reír y de divertir al personal.