Las consecuencias de la guerra también llegan a los colegios

Leticia G. Colao
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El CEIP Hernán Cortés, con alumnos ucranianos y rusos, propuso un minuto de silencio en todos los centros en señal de homenaje. El colegio de Ucrania con el que compartían un proyecto europeo e-Twinning, ha cancelado su participación.

Las consecuencias de la guerra también llegan a los colegios

El Colegio Hernán Cortés está viviendo el conflicto entre Ucrania y Rusia de una forma especial. La presencia de alumnos de ambas nacionalidades en sus clases hace que se involucren intensamente, no por uno ni por otro país sino a favor de la paz y en contra de la violencia.

La invasión de Rusia en territorio ucraniano está generando incertidumbre y numerosas muestras de apoyo al pueblo atacado en todo el mundo. El sentimiento de rabia, dolor e indefensión es aún mayor si se conoce a personas afectadas por esta guerra, ucranianos o familiares de ucranianos que viven el conflicto con la incertidumbre de la distancia; también rusos a favor de la paz.

En el CEIPHernán Cortés tienen alumnos de ambos lados de la frontera. Como homenaje y apoyo ante estos duros momentos, propusieron a los centros educativos de Talavera y toda su comarca «un pequeño granito de arena» en forma de minuto de silencio y la lectura de un manifiesto que posiciona a los colegios «en señal de solidaridad a todas las personas que están sufriendo en estos días».

«No es mucho lo que se puede hacer desde nuestra posición en la distancia pero sí con todo nuestro afán por educar en la solidaridad y empatía y la firme convicción de que los problemas siempre se deben resolver dialogando», explicaba María Peco, directora del centro en la carta enviada a la comunidad educativa.

Lo hacen apenas un mes después de celebrar el Día Escolar de la Paz, con mensajes contrarios a la violencia, ahora casi inexplicables  para los más pequeños.

Los alumnos con lazos familiares en la zona de conflicto no se manifiestan abiertamente en clase sobre la guerra. «Lo están obviando», indica Javier Fernández, jefe de estudios del colegio talaverano.

Para ayudarles a entender, a ellos y al resto de alumnos, que ningún acto justifica la violencia, «se está trabajando en general, no por el lado de la guerra sino por el de la paz y la no violencia», añade.

Las consecuencias de la guerra en Ucrania no solo se miden en términos humanitarios y económicos. El inicio del conflicto armado ha obligado a muchos ucranianos a dejar los colegios e institutos y abandonar sus lugares de origen huyendo del horror de la guerra; otros muchos han cancelado los programas europeos que compartían con colegios e institutos de esta parte del continente, como ha ocurrido con el Hernán Cortés.

Fernández explica que mantenían contacto con un colegio de Ucrania a través de la iniciativa e Twinning, fomentando el intercambio de experiencias tanto para el alumnado como el profesorado de los centros implicados. Dos días después de iniciarse la guerra, el centro les comunicó su baja en el programa ante la imposibilidad lógica de su continuidad. La guerra extiende sus garras por todos los ámbitos de la vida.