Editorial

Llega el momento de la verdad para las cuentas del próximo año

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Esta semana llega el momento de la verdad para el proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado para el próximo año con el debate en el Congreso de los Diputados de las siete enmiendas a la totalidad. El Gobierno parece, salvo sorpresa mayúscula, que sorteará este primer paso hacia su aprobación dado que ninguno de sus socios de investidura reclama la devolución de las cuentas, a pesar de las reticencias que han mostrado durante las últimas semanas tanto el Banco de España como la Ayref o el BBVA Research. Eso sí, pasar este primer escollo le va a costar a Pedro Sánchez tragarse nuevamente algunos 'sapos' de nacionalistas o independentistas para garantizarse su aprobación antes de finales de año.

No obstante, el presumible rechazo del pleno del Congreso a las enmiendas a la totalidad solo supondrá el inicio de una dura y difícil negociación, principalmente por parte de los socios que han sostenido a Pedro Sánchez durante la legislatura. No se lo van a poner fácil al presidente socialista, quien seguramente volverá a ceder a propuestas de nacionalistas vascos y catalanes que, en muchas ocasiones, irán en contra del resto de ciudadanos españoles. Ese será el nudo gordiano de los presupuestos y habrá que estar atentos a las contraprestaciones que el Gobierno compromete con el PNV, EH-Bildu, ERC, Junts o incluso algunos partidos regionalistas como Coalición Canaria o Foro Asturias.

Más allá de las reclamaciones territoriales de inversiones en infraestructuras y otras necesidades, especialmente en los territorios más desfavorecidos, los presupuestos carecen de un escenario económico sólido y realista. La previsión de sus ingresos son desmesurados, según reconocen prácticamente todos los expertos, y las cifras macroeconómicas que baraja para el próximo año, aún reconociendo la dificultad de hacer previsiones en la actual coyuntura, no parecen creíbles después de que los especialistas planteen una más que probable entrada en recesión. Y si estos datos no se ajustan o acercan a la realidad del país para 2023, el resto de las cuentas no pueden ser creíbles. Sin llegar a las palabras del líder popular, Núñez Feijóo, que ayer las definió como "cuentos en vez de cuentas", lo cierto es que los gobiernos deben ser muy precavidos y prudentes en tiempos de incertidumbre económica y con una coyuntura tan cambiante como la actual.

Habrá tiempo para debates en los próximos meses hasta su aprobación definitiva porque aún hay iniciativas como la revalorización de las pensiones, su vinculación al IPC o la subida a los funcionarios que han levantado ampollas en algunos sectores y en muchos ámbitos políticos, aunque en algunos casos falta atrevimiento para su crítica pública. Hay margen y debe haber reflexión en este tiempo para cambiar algunas cosas, aunque no parece fácil con este Gobierno.