Ana Nodal de Arce

Me la juego

Ana Nodal de Arce


A mis haters

15/09/2022

Queridos haters (odiadores, en nuestro idioma): no puedo imaginar vuestro sufrimiento durante el pasado agosto, sin una víctima sobre la que verter vuestra bilis. Os he dado la vida. A cambio, me habéis honrado con un chute de autoestima y una dosis de adrenalina similar a la que me proporciona ese gol del Atleti que vale un triunfo en el último minuto. Me habéis convertido en una persona grande, sí, y os lo agradezco tanto que, en contrapartida, me comprometo a no decepcionaros, a daos siempre unos momentos de desahogo que os sirvan para descargar vuestra ira y hacer feliz a la deidad que adoráis. Faltaría más.
Casi todas sois mujeres, algunas le deben mucho a su musa, sí, el provecho se retroalimenta y todas contentas. Otras, amigas «de toda la vida», también consiguen su rédito, que el mercado laboral pasa a menudo por el Consistorio. «Matáis» por la regidora y seguís sus consignas y las de sus asesores, insultáis en las redes porque os sale del alma y así os dais un gusto en una anodina existencia hasta que llega el jueves. No sabéis lo reconfortante que resulta que una columna de 500 palabras depare tantos beneficios. Qué honor. Estoy por pedir a mi querido director y amigo, Fernando Franco, una colaboración diaria en este periódico para que ganéis una estrella en el ejército tolonista, en esa jauría que capitanea aquella que consigue ser más desagradable con una periodista que expresa una opinión que no es de su gusto. Ahí no hay piedad ni feminismo que valga: las presuntas progresistas atacan en manada, que solas son más cobardes, a una mujer simplemente porque ejerce su libertad de expresarse. Así me gusta, chicas, sororidad.
Precisamente de ese término vinculado al feminismo, que viene a significar unidad y solidaridad entre nosotras, presume alguna de mis haters que busca acomodo tras conseguir perder todas las elecciones a las que se ha presentado en su partido, asociación, o yo qué sé, y hostigar a sus propios compañeros. Ella aspira a ir del brazo de quien sea para ganar un cómodo sueldecito. Cruzo los dedos para que no lo consiga. Que se conforme con ir detrás de las pancartas el 8M,  al igual que el resto de súbditas que participan en el aquelarre a otra mujer, que, según ellas no merece ningún respeto, porque se atreve a opinar. Eso es hipocresías. Totalitarismo.
Solo echo de menos que estas señoras abducidas por la personalidad de su lideresa, se centren en el contenido de lo que escribo. Que lo critiquen, que digan si están a favor del cuartel en La Peraleda y por qué. O si consideran que talar árboles es una decisión acertada. Pero ella son más del Sálvame, me cachis. Todo mi respeto.
Nada, queridas haters, aquí me tenéis, radiante, sin ninguna intención de flagelarme y feliz porque me identifico con otros toledanos, los que van a Bruselas y consiguen que Europa cuestione un aberrante proyecto urbanístico municipal. Y estoy junto a personas que debaten, que tienen ideas, a veces distintas a las mías, que son capaces de rebatir con argumentos, con respeto y sin ira. Venía a decir José Martí que quien no tiene enemigos es porque no se los ha ganado ni por su talento ni por su valor. Yo solo os considero haters. Pero aspiro a más.