Los pueblos acometen las inversiones con cierta lentitud hasta la consecución de la financiación suficientes para ejecutar las obras. El Ayuntamiento de La Iglesuela del Tiétar ha necesitado de cuatro años de trabajos para abrir el tanatorio municipal. El pasado 23 de diciembre, recibió a la primera familia con su difunto, que había estado ingresado en Madrid. De esta manera, los vecinos podrán evitar ya desplazamientos a Talavera o Piedralaves (Ávila).

La Consejería de Fomento de la Junta de Comunidades cedió al Ayuntamiento de La Iglesuela del Tiétar hacia el año 2017 una antigua caseta de camineros para su transformación en velatorio municipal. El alcalde, Víctor Eduardo Elvira, indicó ayer a este diario que las obras han mantenido intacto el aspecto de la fachada.

El equipo de Gobierno de este municipio de unos 400 empadronados ha invertido unos 140.000 euros en la conversión del tanatorio procedentes de fondos municipales y concesiones de la Diputación Provincial.

El alcalde espera que los vecinos de la localidad, principalmente ancianos, eviten desplazamientos a Talavera, a unos 40 kilómetros de distancia, por el peligro que entraña sobre todo en los meses de invierno. El municipio de La Iglesuela del Tiétar está enclavado en la Sierra de San Vicente y se encuentra a una altitud superior a los 500 metros.

Los vecinos de este municipio velan a entre ocho y diez cadáveres todos los años. Además, el alcalde expresó que el edificio puede albergar también oficios de familias de Sartajada, Almendral de la Cañada, Buenaventura y Navamorcuende, localidades cercanas sin un inmueble que cumpla con este servicio imprescindible.

El alcalde serrano ha anunciado que la gestión será municipal durante los próximos meses, pero tiene la intención de sacar una licitación para que una empresa asuma este servicio, localizado en la calle Egido.