El 'cabo del Bú' ha venido para quedarse

J. S. Rodríguez
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La masa de tierra proyectada en el interior del río Tajo tras la tormenta DANA de septiembre «es lo natural en la vida de un río, pero el caudal del Tajo no tiene suficiente fuerza para erosionarlo»

El ‘cabo del Bú’ son sedimentos depositados en el río Tajo tras el desbordamiento del arroyo de la Degollada en la DANA de septiembre de 2021 - Foto: David Pérez

Los toledanos lo conocen por contemprarlo durante meses y su abundante presencia en el río Tajo les sigue sorprendiendo. Tal vez sea por estar acostumbrados a su existencia, o tal vez porque resulta chocante el cambio visual de la panorámica a la que están acostumbrados. Sea como fuere, el 'cabo del Bú' ha venido para quedarse, por al menos un tiempo.

Para los más despistado, el anecdótico 'cabo del Bú' es la masa de tierra que se proyectó en el interior del río Tajo a la altura del Cerro del Bú tras la sobrecogedora tormenta DANA, en septiembre de 2021. Esta tormenta originó un torrencial aluvión de agua en el arroyo de la Degollada que se llevó todo lo que pudo en su camino, abandonandolo a su suerte y depositándo sedimentos en la orilla del Tajo. 

Casi un año después de aquel diluvio, los toledanos que pasean por la inmediaciones del Cerro del Bú, se preguntan: «¿Cuánto tiempo va a durar ese terraguero en el río?». El presidente de la Plataforma de Toledo en Defensa del Tajo, Alejandro Cano, aclaró a este medio que  esa masa de tierra «son sedimentos depositados por el caudal del arroyo de la Degollada, por lo que es algo natural en la vida de un río» añadiendo que «aunque no provoca nada malo a la biodiversidad de la zona, lo normal es que desaparezca de manera natural por la fuerza del caudal del río Tajo».

Alejandro subrayó que lo más determinante para la supervivencia del nuevo terreno paisajístico es que «el caudal del río Tajo no tenga la suficiente fuerza como para erosionarlo» y manifestó la gran probabilidad de que eso suceda, comentando disgustado que, hoy en día, «el caudal del río Tajo apenas tiene fuerza y gran parte de la culpa es de las infraestructuras creadas por el ser humano, como pueden ser el trasvase Tajo-Segura o los mismos azudes de la ciudad de Toledo».

Así pues, Alejandro dejó claro que hay pocas expectativas para que el nuevo cabo del Bú desaparezca en breves: «se necesitaría una o varias crecidas de caudal muy fuertes para erosionarlo».

El nuevo terreno, hoy hábitat de patos, ocas e incluso palomas, no parece suponer ningún tipo de problema medioambiental, según afirmó Cano. Aún así, el presidente de la Plataforma en Defensa del Tajo manifestó que «lo que sí puede ser un problema para la biodiversidad y el medioambiente es la cantidad de desechos humanos que todavía no se han limpiado, como infraestructuras viejas, restos de tuberías metálicas, neumáticos, restos de lavadoras y basuras en general».

La situación de los residuos permanece igual que en septiembre del año pasado. La limpieza de la zona, a cargo de la Confederación Hidrográfica del Tajo, todavía no se ha producido a día de hoy según ha comprobado este medio. 

Para denunciar este tipo de irresponsabilidades medioambientales que está sufriendo la cuenca del Tajo, algún que otro vecino avispado decidió acercarse al nuevo 'cabo del Bú'para dejar un mensaje mediante la agrupación de piedras en el suelo, anunciando: «Tajo SOS Toledo».