El Pozo Viejo de Corral busca la protección BIC

Redacción
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El Ayuntamiento está trabajando para elaborar un informe con el que reclamar a la Junta su declaración de Bien de Interés Cultural y conseguir convertirlo en un nuevo recurso patrimonial

El Pozo Viejo de Corral busca la protección BIC - Foto: Miguel Fernández

En Corral de Almaguer están redescubriendo un parte destacada de su historia y de su patrimonio. Hace unos días terminaba la primera fase de un proyecto que busca convertir al conocido como Pozo Viejo en un Bien de Interés Cultural (BIC), una catalogación con la que, explicaba la concejal de Urbanismo, Manuela Lominchar, poder restaurar, proteger y convertir en otro hito turístico-patrimonial a esta obra hidráulica que, entre sus principales características, se distingue por la peculiaridad de tener ocho brocales, es decir ocho ‘bocas’, desde las que, en su día, se tomaba el agua de este pozo. «Debió de ser un pozo de gran importancia para la zona por esta peculiaridad y la ubicación en la que está», señala Manuela Lominchar.

Un pozo que, por alejado del casco urbano, no deja de ser un elemento del patrimonio local muy destacado, defiende la concejal, y cuya recuperación ha empezado por la fase de limpieza y elaboración de una fotogrametría multifrente: por tierra, aire y también subterránea. 

De ello se han encargado los responsables de la empresa Virtua Nostrum que en primer término realizaron la limpieza -dos días estuvieron para ello- y después una labor técnica con la que han obtenido 2.400 imágenes que servirán para hacer una reproducción digital en 3-D detallada y a color de este pozo con fines documentales, de investigación y también divulgativos. 

Explica Miguel Fernández Díaz, arqueólogo y técnico en patrimonio digital de  Virtua Nostrum, que el escaneado se realizó en un día tras dos jornadas de limpieza y vaciado de agua con bombas en las que Manuel Silvestre Barrio, arqueólogo de Naos Consultoría, extrajo algas, hierbas, kilos de basuras recientes -como cubos de plástico-, otras más antiguas como cubos de hojalata para subir agua con sus cadenas y poleas y «materiales arqueológicos».

En este sentido, detalla Miguel Fernández que además de cerámica se recuperaron cangilones -recipientes de cerámica que se ponían en una noria para subir y bajar el agua- e incluso trozos de tinajas, unos restos que se datarán y permitirán aproximar la edad de este peculiar pozo -que se sitúa en la época medieval- de ocho brocales que desde el Ayuntamiento esperan convertir en un BIC. En esta labor está el arqueólogo del Ayuntamiento Zacarías López Barrajón-Barrios que es quien está elaborando el informe puesto que es el que recibió el permiso de Patrimonio para la intervención y estudio de los materiales.

El pozo cuenta con 20 metros de caída, de ahí la dificultad de los trabajos desarrollados por Virtua Nostrum y Naos Consultoría, ya que, como detalla Miguel Fernández, «no tiene galerías y tienes que estar todo el tiempo colgado». 

Fernández destaca los aspectos interesantes de este pozo como que en algunas zonas tenga entre 3 y 4 metros de anchura puesto que «las paredes no son regulares», que está «completamente forrado de piedra» y que tenga ocho brocales. «Tiene una bóveda de crucería en parte de arriba que refleja que en cada cuarto habría dos brocales», expone Miguel Fernández.

Para poder hacer los trabajos han utilizado la «técnica de la pértiga extensible» ya que «sin este aparato, casi de funambulista, hubiera sido imposible estabilizarnos ni realizar las fotografías sin la oscilación de los cables».

El Pozo Viejo es uno de los pozos de villa catalogados en el inventario municipal, «pero ninguno como este», subraya la concejal de Urbanismo, Manuela Lominchar. «Este es el paso que hacía falta para darle el valor que realmente tiene», subraya, «porque no es solo un conducto para sacar agua sino una obra hidráulica de gran categoría que denota la importancia de Corral de Almaguer en la época en que se construyó».