Enrique Belda

LOS POLÍTICOS SOMOS NOSOTROS

Enrique Belda


Cuando el horno solo sirve para guardar sartenes

28/09/2021

El debate de la subida incesante del recibo de la luz es tan largo y sangrante como el hecho mismo de su precio. Prefiero comenzar y quedarme en la única certeza de la situación, que es cómo afecta a una mayoría de familias de nuestro país, de clase media y baja. Lo de poner la lavadora de noche ha dado para mucho pues la solución es tantas veces imposible en hogares de trabajadores que madrugan, que no sirve el recibir consejitos ministeriales infames de cuándo conecto esto o aquello.
En ese panorama, en cada casa, lo que se ha clausurado hasta nuevo aviso es el más gastoso de los electrodomésticos, y a la vez prescindible: el horno. En todas nuestras cocinas se reduce su función al almacenaje de la sartén con aceite reutilizable hasta la tercera fritura. Nada de pizzas y mucho menos un buen asado, pues antes de llegar ni siquiera al precalentamiento del horno sale más a cuenta calentar a pellizcos la comida.
Los que tienen hornos industriales de obligada conexión para comidas, secados, etc., están temblando directamente, y no de frío. ¿Qué haría usted para arreglar esto?
Pues humildemente opino que no menos de una docena de grandes reformas a largo plazo que van desde la potenciación de fuentes de energía que han sido desechadas con la ligereza habitual de la comodidad bien-pensante española, a prohibir expresamente que nadie que tenga influencia y poder sobre el gobierno pueda cobrar, jamás, de una compañía eléctrica, ni esperar su retiro para entrar en el consejo de administración.
 Por lo demás, el manoseo de esto en el juego político es el que es, y tiene tanta sinrazón como de costumbre: la culpa es siempre del Gobierno salvo que el respectivo medio de comunicación se mantenga con dinero del círculo de poder de turno, en cuyo caso, el problema es de las eléctricas.
Cuando coincide que un grupo de medios de comunicación o una plataforma de internet recibe al tiempo, como a veces sucede en España, los apoyos del poder y el dinero de las eléctricas, cada día es un ejercicio de prolífica búsqueda para tapar la realidad del horno clausurado y la lavadora a deshora, cargando tintas en Cataluña, el Poder Judicial, denuncias inventadas y sucesos morbosos. Y no digamos la alegría que les entra si la tierra vomita lava (¡dos veces al siglo!): qué regalo del cielo para llevar a espacios secundarios el tortuoso fin de mes de la postpandemia.