A Polonia, a traer dos familias ucranianas

J. Monroy
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Borja está preparando un viaje relámpago de 6.400 kilómetros para traerse a Toledo al menos a dos familias de refugiados ucranianos que no tengan otro lugar donde vivir

A Polonia, a traer dos familias ucranianas - Foto: David Pérez

Poco se podían imaginar Borja y María, cuando comenzaron a preparar el viaje a Polonia, para traerse a Toledo a dos familias de refugiados ucranianos, la montaña de solidaridad con la que se encontrarían. Solo con mover entre sus contactos que estaban preparando la expedición, han sacado para cubrir los gastos del viaje y para llenar la furgoneta de material de ayuda. Ahora está sobre la mesa la posibilidad de fletar una segunda furgoneta, y tratar así de traerse a cuatro familias que lo han perdido todo.

María y Borja son toledanos de toda la vida, muy conocidos en la ciudad. Ahora viven en la parte de Olías del barrio del Beato, con sus cuatro hijos. Tienen una casa grande, una furgoneta de ocho plazas, tiempo para hacerlo y, sobre todo, muchas ganas de ayudar. Así que ya estaban pensando colaborar de alguna forma con el pueblo ucraniano cuando su hijo mayor les pidió que trajeran algunos niños con ellos. Así comenzaron a organizar esta aventura, para traerse alguna familia, que les está aportando tanto trabajo, como satisfacciones al ver las ganas de colaborar de todo el mundo.

«Nuestro objetivo principal es traer, sobre todo, a mujeres con niños pequeños, que no tengan familia fuera, porque si tienes familia aquí, un billete de avión cuesta sesenta euros y te lo pueden comprar. Nos ha llamado mucha gente que tiene familia o vecinos allí, para que los traiga, y les he dicho que no. Yo voy a ir allí y tengo claro que solo voy a traer a gente que de verdad lo necesite, voy a ir preguntando a través de traductores, familias que lo necesiten, con niños pequeños, que no tengan otra posibilidad de poder venir», apunta Borja.

A Polonia, a traer dos familias ucranianasA Polonia, a traer dos familias ucranianasCambio de planes. La idea inicial era salir hoy hacia Polonia, en un viaje de 32 horas y 3.200 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta, para traerse a casa a alguna familia ucraniana. Pero estos días se ha unido al proyecto un vecino del barrio, al que antes no conocían, que a la postre va a acompañar a Borja en el trayecto y también va a acoger una familia. Este ha planteado la posibilidad, en vista de la avalancha de apoyos, de que algún concesionario de la zona pueda aportar una segunda furgoneta. Serían necesarias otra dos personas para conducirla, por el espacio para que se queden otras dos familias más no hay problema, porque ya han ofrecido espacio más vecinos.

La solidaridad ha sido tal, apunta Borja, que le han llegado apoyos de personas desconocidas, y ya tiene suficiente dinero para sufragar el viaje y para ir con la furgoneta llena. De hecho, un amigo de un taller le va a pasar la revisión, y otro le va a renovar las cuatro ruedas. La ayuda no cesa, y el proyecto se ha movido tanto, que Borja ya no sabe cómo cortarla. De ahí también la idea de fletar la segunda furgoneta.

Borja también ha hablado con abogados y la Policía para ver los extremos legales de traer a su casa una familia ucraniana. Hay que tener en cuenta que se va a marchar sin el apoyo de ninguna ONG, ni ninguna entidad, por detrás. «Pero yo no esperaba que la gente fuera tan solidaria, y por mucho que estemos organizando este viaje mi mujer, ni yo, esto es de todos, la ayuda económica está siendo bestial, mis amigos están ayudando en todo», explica.

Dos familias en casa. Mientras tanto, siguen los preparativos en casa. La familia tiene la planta de abajo acondicionada, con cuarto de baño y cocina. Así que han decidido limpiar el trastero, para meter allí unas literas que ceden los bomberos y que pueda vivir otra familia. Queda la instalación de una bomba de calor y un segundo frigorífico. La televisión será la de los niños. En su casa, explica Borja, «no les va a faltar de nada, tenemos dos coches, y hasta donde puedan y quieran, podrán hacer vida con nosotros, si tienen que venir con nosotros el domingo al fútbol o a comer a una hamburguesería, se vendrán, si es que quieren». Su casa estará abierta para que los recién llegados hagan vida «y se sientan como en su casa». Pero además, está convencido de que el hecho de que se puedan quedar mínimo dos familias ucranianas en el barrio puede ser positivo para ellas.

Una vez aquí, explica Borja, su idea es que estén en su casa «el tiempo que necesiten». Aquí se podrá invertir también la ayuda que sobre de los gastos del viaje, «lo quiero hacer todo legal».

Pero quizás no sea necesario tanto. Esta tarde, se desarrolla en Olías del Rey un Pleno Municipal donde un concejal de Cs va a llevar esta iniciativa. Su idea es que el pueblo por un lado pueda buscar espacios para las familias de refugiados, y además les facilite empleo y plazas para tratar de tener a los niños escolarizados.