«Se me cayó el alma al suelo al volver a la tienda»

M.G
-

Varios comercios del Paseo de la Rosa sufren destrozos de importante cuantía que impiden abrir al público. Otros continúan con el cierre echado a la espera de la visita del seguro

Los destrozos anegan los comercios en Santa Bárbara - Foto: Yolanda Lancha

El olor a barro estancado avisa en el Paseo de la Rosa de lo sucedido el pasado miércoles por la tarde. La acera está limpia aunque costará días que desaparezca el tono amarronado del paso de la inundación que sufrió con la tormenta y el desbordamiento del arroyo. Los operarios de Tagus continúan con algún camión cisterna drenando el agua de las alcantarillas y el barrio aparenta normalidad en algunas zonas, pero otras siguen sufriendo una importante resaca que ha obligado a dejar entreabiertas las puertas de negocios mientras continúan limpiar a contrarreloj  los restos de lodo, otros incluso seguían sin levantar  el cierre ayer por la mañana esperando que el seguro cuantifique los daños lo antes posible.

Todos los comerciantes afectados esperan a los peritos porque puede que aparezcan a lo largo del día, por eso algunos no han querido tocar nada ni limpiar por si las aseguradoras no se hacen cargo de los costes. Resulta complicado evaluar las pérdidas a simple vista, pero algunos propietarios ya han echado cuentas por encima mientras siguen sorprendidos por la cantidad de agua que anegó sus negocios en cuestión de minutos.

«Entró más de medio metro de agua y lo ha destrozado todo», explica Salvador, uno de los propietarios de ‘Muebles La Rosa’, la tienda que gestiona junto a sus tres hermanas, María Jesús, María Antonia  y María Pilar. Los sofás siguen húmedos y manchados, los muebles de madera embarrados y algunos hinchados por la acumulación de agua, y algunas baldosas del local están rotas y levantadas. El agua no tuvo piedad cuando se desbordó el arroyo, pero cree que la puerta de la tienda, instalada recientemente, ayudó algo a contener la tromba. Aun así,  la tienda, de cerca de 400 metros cuadrados, se ha quedado inutilizada «para dos o tres meses».

Los destrozos anegan los comercios en Santa BárbaraLos destrozos anegan los comercios en Santa Bárbara - Foto: Yolanda LanchaEl seguro aún no ha evaluado los daños, la familia Morales calcula unas pérdidas de más de 60.000 euros, buena parte por los destrozos del mobiliario de exposición y venta. A esta cuantía habrá que sumar los meses que tarden en volver a poner en pie el negocio, situado en pleno Paseo de la Rosa.

«Se me cayó el alma al suelo cuando me acerqué el miércoles por la noche a ver la tienda», cuenta María Jesús. Había estado horas antes  y la tienda ya tenía algunos centímetros de agua antes de que rebasara el arroyo lo inundara todo. «Pensaba quedarme a limpiar y estar aquí y me llamaron que cerrara la puerta, pusiera algo que pudiera contener el agua y me fuera corriendo que se había desbordado el arroyo».

La familia Morales sabe que una tormenta de esta magnitud es inevitable, pero lamenta que el acerado no tenga bien calculada la caída   y que el Ayuntamiento no haya subsanado el problema a pesar de la insistencia de los vecinos desde hace tiempo. Una queja repetida por buena parte de los propietarios del Paseo de la Rosa, que siguen sin entender por qué no se corrige para evitar que la acera siga inclinada hacia los locales.

Los destrozos anegan los comercios en Santa BárbaraLos destrozos anegan los comercios en Santa Bárbara - Foto: Yolanda LanchaJunto a esta tienda de muebles se sitúa otro conocido negocio, ‘Catering Toledo, uno de los más afectados tras la inundación, que permanece cerrado, como algunos otros. En la calle se sigue hablando de lo ocurrido sin parar y los servicios de limpieza continúan retirando maleza y limpiando el barrizal de los alrededores del polideportivo y la Avenida de Santa Bárbara.

El bar ‘La Venta de la Estrella’, esquina con la calle Purísima Concepción, aparente normalidad y ofrece desayunos como siempre, pero el agua ha destrozado el salón comedor que se ubica en el sótano y se ha perdido «casi todo el género». Donato Palomino apunta que la tromba de agua no les sorprendió en el bar porque el miércoles libraban. En principio, intentó entrar al enterarse del desbordamiento del arroyo y no pudo, pero poco después «todo era un caos». El sótano quedó anegado, el agua averió las cámaras frigoríficas y las paredes han sufrido numerosos daños, puesto que buena parte del revestimiento es de madera.

«El agua no ha entrado por la puerta del bar escaleras abajo, me ha llegado por las filtraciones de las paredes», se queja Donato, que no es la primera vez que le toca achicar agua en el comedor del establecimiento en estos últimos cinco años que lleva con el negocio. «He escrito al Ayuntamiento cada vez que me ha entrado agua porque los sumideros están mal, pero nunca me han contestado» , comenta enfadado por la situación. Ni siquiera es capaz de cuantificar los daños, pero sí sabe que tardará tiempo en poder servir comidas en el salón porque queda mucho por reparar.

El dueño de Confecciones ‘La Fuente’ prefiere quedarse al margen y no hablar. Está demasiado molesto «con los políticos», a los que culpa del desastre. Unos números más allá en la pastelería ‘San Jorge’ se trabaja con normalidad porque el agua ha respetado el local, ya que se sitúa a mayor altura que el resto. Aun así, todos, comerciantes afectados o no, están muy impactados por lo ocurrido.

En el estanco de la calle Fuente de la Teja, una de las perpendiculares al Paseo de la Rosa, intentan recobrar la normalidad tras haber salvado buena parte de la mercancía.  Maite Sanz, la dueña, asegura que entró agua y que los daños se han cebado principalmente con el mobiliario de madera. También está a la espera de que llegue el perito para evaluar los daños en el sótano, pero mantiene el negocio abierto porque el establecimiento está limpio, salvo algunas cajas amontonadas y mojadas en una de las esquinas.

Los comerciantes intentan superar  este episodio, pero muchos esperan que Toledo no vuelva a sufrir estas tormentas  y miran de reojo el arroyo porque en el fondo saben que puede desbordarse si la naturaleza se empeña.