Se cumple un año de la detección del primera caso de coronavirus en Castilla-La Mancha. El 1 de marzo de 2020 el Hospital Universitario de Guadalajara informaba del ingreso de un positivo en Covid. Se trataba de un vecino de Marchamalo de 62 años que fallecería al cabo de unas semanas.
Fue el primero de muchos más. A los once días, el 12 de marzo, llegaría la primera víctima mortal conocida de la región, una mujer de 82 años hospitalizada en Albacete. A fecha de hoy, la región acumula más de 5.660 fallecidos oficiales y 17.000 contagios confirmados.
Doce meses después de este primer positivo, la comunidad está preparándose para una nueva desescalada, tras haber conseguido doblegar el aumento exponencial de los positivos durante las navidades, e inmersa en la vacunación de sanitarios no esenciales, mayores de 80 años, grandes dependientes y colectivos prioritarios como policías y docentes. Está previsto que mañana martes el Consejo de Gobierno decida rebajar el toque de queda hasta la medianoche y, también, se podría dar luz verde a la reapertura de los centros de día. Por contra, todo parece indicar que se mantendrá el cierre perimetral de la región, vigente desde el pasado octubre.
La evolución de la pandemia en Castilla-La Mancha ha pasado, como en el resto de España, por tres momentos críticos. El peor de ellos se vivió durante los meses de marzo y abril. Según datos del Instituto de Salud Carlos III, desde el 5 de marzo al 10 de mayo casi se duplicaron las muertes en la comunidad en relación al año anterior. El colapso del sistema sanitario y la falta de material de protección fue una constante durante las primeras semanas.
Momentos complicados. Otro momento complicado fue el mes de octubre y las primeras semanas de noviembre. El pico más alto de esta segunda ola se alcanzó el 28 de octubre, con 1.072 nuevos casos detectados, según datos del Instituto de Salud Carlos III. Fue el mismo día que la comunidad anunciaba junto a Castilla y León el cierre perimetral de sus fronteras. Una media que se planteó en un principio para ‘cortar’ la movilidad durante las festividades de Todos los Santos y la Almudena, pero que se mantiene hasta hoy.
El puente de diciembre marcó el inicio de la tercera ola, de la que todavía se sufren las consecuencias. No obstante, el ‘punto de no retorno’ de este repunte sería el 5 de enero. La comunidad alcanzó en la víspera de Reyes su hasta entonces pico máximo, 1.554 positivos. Solo un mes antes, el 5 de diciembre, apenas se registraban 280 contagios en la comunidad.
Castilla-La Mancha estaría conseguido doblegar de nuevo la curva de contagios, gracias en buena medida a las duras restricciones impuestas tras las navidades y que han mantenido casi un mes el cierre echado en la hostelería, el ocio, la cultura y los comercios no esenciales de más de 300 metros cuadrados.
En estos momentos, la comunidad se vuelve a situar en niveles similares a los que se registraron el pasado verano, tras la gran desescaladas tras el confinamiento, tal y como se desprende la curva epidémica elaborada por el Instituto de Salud Carlos III.
Según los últimos datos facilitados por la Consejería de Sanidad, desde el viernes 26 de febrero hasta el domingo 28, en Castilla-La Mancha se detectaron 426 nuevos casos de Covid-19 y 18 fallecidos, 68 contagios y 4 muertes menos que hace justo una semana.
También bajan las hospitalizaciones. Este lunes había 248 ingresados en cama convencional en los hospitales de Castilla-La Mancha, 124 menos que el lunes 22 de febrero, y los pacientes ingresados en UCI que necesitan respirador son 109, mientras que el lunes pasado eran 154 los enfermos de Covid-19 que precisaban respirador, lo que supone un descenso de 45 pacientes.