El aeródromo de Ocaña está de aniversario. Se cumplen 60 años desde que comenzase su actividad aeroportuaria en 1962. Desde entonces contabiliza más de 200.000 vuelos, pero ahora, su propietaria, la sociedad pública dependiente del Ministerio de Hacienda, Senasa, ha decidido desprenderse de él.

A pesar de su situación geográfica e instalaciones, la compañía pública creada en 1991 no lo considera como estratégico, pues sus principales usos han sido los deportivos o recreativos, por lo que lo ha sacado a subasta por poco más de un millón de euros, a pesar de que su valor catastral en 2016 era de más de 3,6 millones. De esta forma, la infraestructura encara ya la primera de las dos fases que lo llevarán a cambiar de manos. Y es que, el próximo 4 de febrero concluye la fase de presentación de ofertas, que precede a la última y definitiva en la que del 14 al 17 de febrero, se realizará una subasta online entre las tres mejores posturas, también a través del portal Escrapalia. 

Precisamente este portal es el encargado de llevar a cabo la puja por este emplazamiento, por lo que además de en su web, los interesados han podido personarse en el mismo para conocer su edificio principal de 3.419 metros cuadrados destinado a residencia con tres plantas y 43 habitaciones, aulas, oficinas y bar; sus ocho naves de diferentes usos, como hangares, talleres, oficinas, escuela o almacenes; el área de descanso o las instalaciones para el combustible entre otros espacios.

Existen dos hangares principales donde se encuentran las aeronaves aparcadas. - Foto: L.T.Su principal reclamo puede ser contar con dos pistas cruzadas de 1.280 y 700 metros. La primera parcialmente asfaltada, en los 20 metros centrales, así como una plataforma de estacionamiento de aeronaves de 23.400 metros cuadrados. Con un diseño destinado para la operación de aeronaves de tamaño y envergadura de entre 15 y 24 metros.

Además cuenta con un espacio aéreo de condiciones «protegidas» para la operación de actividad de aviación general y deportiva.

En el aeródromo, restringido de uso público, no controlado, se pueden llevar a cabo actividades relacionadas con el «sector aeronáutico y la innovación, tales como la aviación general y deportiva, vuelo sin motor, drones, trabajos aéreos, construcción y fabricación de material aeronáutico y proyectos I+D de movilidad o eficiencia energética» tal y como detallan desde la entidad subastadora. Del mismo modo, el hecho de estar perfectamente comunicado por carretera y su cercanía a Madrid, lo convierte en una instalación adecuada para el rodaje y producción audiovisual de anuncios publicitarios y películas o para la celebración de eventos, así como centro logístico, inmobiliario o de ocio.

El edificio principal está destinado a residencia con habitaciones, oficinas y bar. - Foto: L.T.Pilar Oñate es la responsable de la subasta en Escrapalia, y la encargada de mostrar las instalaciones a los interesados. Oñate, en declaraciones a La Tribuna, destaca que en cuanto a posibles compradores «hay de todo» y que la puja «ha despertado mucho interés, pues no todos los días se subasta un aeródromo de estas características».

En cuanto a los perfiles de los interesados, además de españoles por las pistas de Ocaña han pasado personas de múltiples nacionalidades, ya que como la propia responsable indica, «hay otra subasta de aeroplaneadores abierta», lo que ha provocado una considerable afluencia de posibles compradores.

En concreto durante la jornada programada de puertas abiertas el pasado martes, fueron seis los grupos de personas que se desplazaron hasta el recinto, habiendo entre ellos ingleses, australianos o italianos. Incluso, tal y como confirman desde la entidad subastante, «ha habido unos interesados que han llegado en su propio avión», ya que quizá antes de comprar el aeródomo han querido probarlo de primera mano.