Hartos de (volver) a votar

C.S.Rubio
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La última encuesta del CIS expone que el 50 por ciento de los castellano-manchegos dice «desconfiar» de la clase política y más del 40% de los que no votaron en mayo afirman estar «hartos» de ella.

Hartos de (volver) a votar

El próximo 10 de noviembre las urnas se volverán a instalar en los colegios de la región por tercera vez este año. Una situación anómala que se está transformando en cotidiana (será la séptima cita electoral en menos de cuatro años), y que se traduce en un sentimiento general de hartazgo.

Basta acercarse al último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), publicado a principios de mes, para poner cifras a esta sensación. Un estudio que va más allá de los tradicionales datos sobre intención de voto, y donde  un análisis algo más sosegado de sus resultados permite hacerse una idea del cada vez mayor desapego ciudadano por la política.

Para empezar, más del 95 por ciento de los castellano-manchegos considera que la actual situación política es entre regular y muy mala. Ganando, en nivel malestar, a la siempre preocupante situación económica.

Pero más interesante  es, en este sentido, el dato que confirmaría la ya citada sensación de desapego por la actividad política. Casi un 70 por ciento de castellano-manchegos asegura no haber prestado atención alguna a la última campaña electoral, la correspondiente a las autonómicas, locales y europeas del pasado 26 de mayo. Es más, el principal sentimiento que genera a día de hoy la política en Castilla-La Mancha es el de desconfianza «50,5 por ciento), seguido de los tampoco muy halagüeños sentimientos de aburrimiento (32,4 por ciento) e indiferencia (27,5 por ciento).

Porcentajes a los que habría que unir una todavía más alarmante sensación de irritación (20 por ciento). Irritación que, por otra parte, está detrás del repunte de los  populismos  que se está viviendo en los últimos años tanto en España como en otros países de nuestro entorno.

Una falta de interés por la política que se confirma al comprobar el poco caso que se hace de la información que habla de ella. El 76,6 por ciento de los castellano-manchegos afirma no haber leído nada en prensa sobre la última campaña electoral. Y no porque haya cambiado de soporte, ya que más del 61 por ciento también confiesa no haber utilizado las redes sociales para informarse de las propuestas de cada partido.

El 54 por ciento no vio, leyó ni escuchó debate o entrevista alguna a los candidatos, el 60 por ciento ni miró la propagada electoral y más del 90 por ciento ni hizo intención de asistir a algún mitin.

El efecto de las encuestas sí es algo mayor, aunque el sentimiento de desinterés sigue ganando por goleada (el 36 por ciento asegura no tenerlas en cuenta). Para los que sí las ven, su efecto principal es el ‘animarles a votar’. O lo que es lo mismo, el llamado ‘efecto movilizador’ que logró el PSOE en las pasadas elecciones generales ante el ascenso de la ultraderecha de Vox y que busca reeditar el próximo 10 de noviembre. Eso sí, este ‘ánimo’ no implica un cambio en la intención de voto. Apenas un 4 por ciento cambiaron el color de su papeleta.

Con todo, los analistas ya avisan de que la abstención y el voto en blanco pueden ser los principales protagonistas de las próximas elecciones. Parámetros que en abril rozaron el 30 por ciento.

Entre las razones dadas por los castellano-manchegos para no votar, el CIS publicado hace unas semanas ya apunta como principal motivo el «estar harto de la política y las elecciones», seguido de la llamada ‘abstención de castigo’. No obstante, entre estas razones se cuela otra más peligrosa, la sensación de «que da lo mismo votar que no votar, no sirve para nada», que suscriben el 20 por ciento de aquellos que decidieron quedarse en su casa en los últimos comicios.

Lo que sí se mantiene aún a flote en este clima generalizado de desapego, es el hecho de que la ideología sigue estando todavía detrás de buena parte de las papeletas. O lo que es lo mismo, la separación entre izquierda y derecha se mantiene vigente en el imaginario del votante castellano-manchego. Y es que, cuando se le pregunta por las opciones políticas entre las que duda, la inmensa mayoría opta por las dos que tienen una mayor coincidencia programática, como sería el caso de PP-Ciudadanos (19,7 por ciento), PSOE-Podemos (13 por ciento) o PSOE-Ciudadanos (13 por ciento).

Tanto es así, que los castellano-manchegos se siguen definiendo dentro del binomio de conservador (18,2 por ciento) y socialista (17,3 por ciento).