Misa por el joven que empotró su vehículo contra la iglesia

Mario G. Gutiérrez
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Sonseca se volcó en una eucaristía que estuvo presidida por el arzobispo Braulio Rodríguez Plaza, que pidió por la recuperación del joven, en la que fue una de sus últimas salidas como arzobispo de Toledo

Los sonsecanos abarrotaron el templo en esta iniciativa promovida por la familia - Foto: Mario Gómez

"No estamos aquí para juzgar, sino para perdonar y pedir por el restablecimiento de Víctor” con estas palabras comenzaba el arzobispo Braulio Rodríguez Plaza su homilía en la tarde del sábado 18 de enero en la Parroquia San Juan Evangelista.

El templo cuya construcción se data del s. XVI y que está considerado como Patrimonio Histórico, veía como la madrugada del pasado día 8 un vehículo arremetía contra sus puertas hasta lograr alcanzar el altar destrozando el mobiliario que encontraba a su paso. Cuando avisado por unos vecinos, el párroco de la localidad se personó en el templo junto con la Guardia Civil, encontró a un joven de 35 años y vecino de la localidad rezando en el altar.

Tras este suceso, los vecinos de Sonseca, se volcaron con su templo y con la retirada de las puertas dañadas y los bancos, así como con la reposición de los mismos con otros traídos de una de las ermitas de la localidad. Todo ello, provocó un desborde de solidaridad que se vio culminado en la celebración eucarística del sábado en la que con un templo abarrotado se vivió esa confraternidad.

Jóvenes y mayores, colmaron un templo que habilitó además sillas plegables ante la afluencia de fieles, conocidos y amigos del joven y la familia, para acompañarles y encomendar su mejora, tras la convocatoria surgida desde la familia del joven y que ha corrido por las redes sociales y demás tecnologías para "para pedir por la recuperación tanto de la parroquia como por la salud" del joven.

Así lo quiso reflejar durante su homilía Rodríguez Plaza, en la que hizo especial hincapié en “la necesidad de buscar a Jesús como ejemplo” y del problema de que “el hombre sea un lobo para el hombre, en contraposición a los valores fraternos y de hermandad que deberían regir a la sociedad” y que han brotado en esta localidad toledana como respuesta al suceso.

Además del que hasta ahora ha sido obispo de la diócesis,  que por voluntad propia presidió la celebración, media docena más de sacerdotes subieron al altar para la celebración, entre los que se encontraban el párroco de Sonseca y uno de los vicarios de la localidad, el Vicario Episcopal de La Mancha, D. Emilio Palomo, y varios sacerdotes naturales del pueblo que quisieron estar presentes.

Antes de finalizar la eucaristía, un familiar del joven agradeció el apoyo de los vecinos de la localidad “que les está ayudando a seguir adelante”, a los carpinteros que están arreglando los bancos,  haciendo énfasis en la figura del párroco, quien “se ha mostrado muy cercano en todo momento”, al obispo por estar ahí y a la figura del Consistorio en la persona del alcalde, “quien ha puesto los medios necesarios para que puedan llevar la situación lo mejor posible” dijo, además de pedir perdón por los destrozos ocasionados por el joven y “muchas oraciones por su pronta recuperación”, sin que se haya conocido ninguna novedad respecto a su estado.

DESPEDIDA. Esta eucaristía, supuso también uno de las últimas salidas que Rodríguez Plaza realiza antes de que se produzca el relevo al frente del territorio eclesiástico. Por eso, justo antes de dar la bendición final, quiso tener unas palabras de cariño Rodríguez Plaza para el pueblo de Sonseca a modo de despedida ante la conclusión de su episcopado en la Diócesis de Toledo,. Comenzó recordando los numerosos  viajes que durante su periodo como Arzobispo ha realizado a la localidad y “el caluroso trato que siempre le han brindado sus gentes” a los que aseguró tener en sus oraciones, y confesó que será para siempre "un toledano más" cuando D. Francisco Cerro Chaves tome posesión de la Sede Primada, pues “ya no tendré ningún destino después de este” comentó entre risas. De esta forma se pone fin a un episcopado que ha durado una década desde abril de 2009, cuando llegase a la ciudad para sustituir a D. Antonio Cañizares y convertirse en el 120º Obispo de Toledo.