El pistacho de La Mancha, en el punto de mira

P.Muñoz /A. Pobes
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El Seprona investiga la comercialización de pistacho ecológico falso, un fruto seco que cada vez tiene más adeptos y que apenas se diferencia del convencional en sabor y tamaño

El pistacho de La Mancha. - Foto: TOMÁS FERNÁNDEZ DE MOYA

El pistacho ecológico de La Mancha está en el punto de mira. Y no solo de los agricultores, que apuestan por este fruto seco por su alta rentabilidad, sino también está en el objetivo de la Guardia Civil, que mantiene abierta la investigación iniciada hace más de un año por la presunta comercialización de pistacho ecológico falso. Agentes del Seprona (Servicio de Protección de Naturaleza y Medio Ambiente) de Ciudad Real llevan el peso de la investigación de un presunto fraude que se antoja millonario y que puede causar un descrédito al sector y a los agricultores, que «están haciendo las cosas bien, con mucho esfuerzo», apuntan a La Tribuna fuentes próximas a la investigación, que aunque centrada en una compañía que tiene su sede en Torralba de Calatrava, se ha extendido a otras explotaciones de la provincia de Ciudad Real. 

En los últimos años el pistacho se ha convertido en el rey de los frutos secos. Al menos en la provincia de Ciudad Real, donde cada año aumenta la superficie cultivada ocupando la primera posición de la región. Los datos hablan por sí solos: en 2019 había 10.095 hectáreas dedicadas a este cultivo y el año pasado se cerró con 12.291. Un aumento de más del 21% de un año a otro. Y esa tendencia al alza continúa. Así lo confirman desde el Centro de Investigación Agroambiental El Chaparrillo, donde aseguran que el pistacho va ganando terreno a la almendra, otro de los cultivos más demandados. A nivel regional, en 2020, se cultivaron unas 38.000 hectáreas, de las que algo más de 16.700 fueron ecológicas, lo que supone un 44% (un uno por ciento más en relación al año anterior). Es un cultivo emergente con mucho futuro en Castilla-La Mancha. A su favor, la rentabilidad, el alto precio, las favorables condiciones climáticas (baja humedad y bajas precipitaciones) que ofrece la región para el pistacho son factores que animan al agricultor a apostar por este fruto seco. 

La investigación policial, en fase de instrucción, analiza un posible fraude alimentario al consumo al procesar y comercializar como pistacho ecológico el pistacho normal. Entre ambos apenas existen diferencias. De igual sabor y tamaños parecidos, le separa el campo: en la variante ‘eco’ se emplean tratamientos específicos. La Guardia Civil detectó mezcla de pistacho ecológico con pistacho convencional a raíz de informes de laboratorio en los que se hallaron compuestos químicos pesticidas como glifosato o clorato, haciéndolo incompatible con el proceso de agricultura ecológica.

Por su semejanza en el sabor y en el tamaño es muy difícil que el consumidor distinga uno de otro, quizás solo por la disparidad del precio. El ecológico se vende casi al doble. «Si un pistacho convencional se paga a cinco euros, un ecológico llega a los ocho», por lo que no es de extrañar que con esos precios sea «el cultivo que más tiene en ecológico», señala Stefano Armadoro, técnico de investigación de El Chaparrillo, quien asegura que España es uno de los «pocos productores mundiales y seguramente el primero en pistacho ecológico», lo que lleva, a que «no exista una competencia muy fuerte». 

Un agricultor de Membrilla que acaba de iniciarse en el cultivo del pistacho teme que el presunto fraude pueda causar un descrédito al sector, «y eso nos perjudique a todos los que estamos haciendo las cosas bien, como debe ser. Yo tardaré en recoger el fruto siete u ocho años y actuaciones como la que está investigando la Guardia Civil se tienen que perseguir por el mal que causan a todos», afirma a La Tribuna.