Ignacio Ruiz

Cabalito

Ignacio Ruiz


Llevar la contraria

11/07/2020

Es un sino que nos concede la naturaleza, sólo a unos pocos, llevar la contraria cuando parece que todo va encarrilado, no por cabezonería, ni por dar por saco, simplemente porque, de vez en cuando, algún individuo piensa más allá de sus narices, y bolsillos.
No es un plato de buen gusto que te miren de soslayo, te desprecien por pensar distinto o incluso te intenten machacar con la fuerza del insulto y la difamación, en esta sociedad del todo vale, para conseguir un rédito impagable, deshacerse del discrepante, de la voz crítica, del que piensa por sí solo.
Mantener la literatura oficial, sólo por bailar el agua al gerifalte, un conocido periodista lo llenaba de calificativos tales como mamandurrias, abrazafarolas, chupópteros y lametraserillos. Pelotas de los que siempre han abundado, abundan y abundarán, a la espera siempre de alguna migaja que caiga de la mesa donde se decide todo, o casi todo.
Al que piensa por sí solo no le duelen prendas discrepar ante una decisión equivocada, y no por ello se es desleal, crítico o destructivo. De ahí, en estos momentos, hemos pasado a normalizar el insulto en los medios de comunicación, pero ni es de ahora, ni nos sorprende, por la ralea del insultante.
Solo falta la firma y sello oficial para declarar vía libre al anarquista, al revolucionario, al antisistema para que haga y deshaga, más bien deshaga, destroce y destruya lo que nos va quedando de sociedad.
A la vuelta del verano, cuando volvamos a la reclusión forzosa, se habrán quitado la careta del pudor, y nos intentarán quebrar no sólo la salud y la economía, sino también la libertad, el libre pensamiento y la capacidad de maniobra.
Avisados quedamos, quienes les llevemos la contraria, desde la moderación, lo pasaremos mal, pero tendremos determinación, firmeza y convicción para desterrar al que nos quiera arrebatar nuestro modo de vida conquistado hace más de 40 años.
Llevar la contraria no es traición, ni animadversión sectaria, es convicción de que se pueden gestionar las cosas de otra manera y conseguir mejores resultados. El manejo de los tiempos no está en nuestra mano, pero nuestras manos están dispuestas para trabajar y cambiar las cosas. Convicción, capacidad y conocimiento para llevar la contraria tenemos más que de sobra.