No por haber sido anunciado fue menos emotivo. Desde comienzos de temporada cuando Tomás Rufo anunciaba sus hombres para esta temporada, aparecía como uno de los lidiadores José Antonio Carretero, en la que iba a ser su última temporada en activo. Una vez sabidos los carteles de Sevilla, también era vox populi que sería La Maestranza el escenario donde el toledano se vestiría de luces por última vez.
Tas nueve temporadas como matador de toros, y unos dos centenares de festejos, hace 26 años daba el paso a las filas de plata para labrar una de las más laureadas carreras de las últimas décadas. Siempre bien colocado con toreros de renombre, Carretero ha destacado por su solvencia con los palos y gran visión con el capote. Para los que crecimos aficionándonos a los toros durante estas dos últimas décadas, cuántos toros habrá hecho "romper hacia adelante" o al menos habrá "mostrado a su matador".
Ayer volvió a lidiar de forma destacada los dos toros del lote de Tomás Rufo. El de Pepino, su jefe de filas en la última campaña, le brindó el último toro de la tarde, que además fue el último en el que participó Carretero. La Maestranza se puso en pie para ovacionar y reconocer una trayectoria de más de 2.000 corridas de toros como subalterno a las órdenes de diestros como Óscar Higares, Manuel Caballero, El Juli, Rafael de Paula, Cayetano, Morante de la Puebla y, este último año, Tomás Rufo.
Precisamente fue Morante quien actuó como padrino y con Rufo como testigo, quienes dieron el tijeretazo definitivo a la coleta y la carrera en los ruedos de José Antonio Carretero, quien de la mano de su hija, y muy emocionado, recogió la última gran ovación de una plaza donde brindó tardes de mucha categoría.