Javier Alberola Rojas se encuentra en ese periodo que aprovecha para desconectar. Pero ni siquiera rehusa hablar de fútbol y de arbitraje. Lo que más le gusta. Es su pasión. En el gimnasio Sport Center Plus acaba de terminar su sesión diaria y busca un hueco donde sentirse cómodo. Sabe que todavía quedan muchas semanas para empezar una nueva Liga. Es momento de hacer repaso antes de marcharse de vacaciones para reciclar la mente.

¿Sabe quién fue Guruceta?

Fue uno de lo mejores árbitros españoles, que, tristemente, falleció en un accidente de tráfico. En honor a él, el diario Marca otorga el premio al mejor árbitro de la temporada.

¿Qué ha representado poder ganarlo?

Cualquiera de los compañeros ha hecho una buena temporada para lograrlo, pero creo he mantenido la regularidad durante todo el año y ha recaído en mí. Estoy muy contento y orgulloso.

¿Pensó de pequeño en inscribir su nombre alguna vez?

Sí, sabía que alguna vez podía tocarme cuando estuviera en Segunda o Primera División. Con humildad y sacrificio se pueden conseguir las grandes metas.

Ninguna cartulina roja en veinte partidos…

Con el VAR se han reducido mucho las expulsiones. Los jugadores se contienen bastante porque saben que les está viendo una cámara. Además, soy un árbitro al que le gusta mantener siempre los partidos a una temperatura adecuada. Igual que he pitado muchos penaltis, no he tenido que echar a nadie. Eso es buena señal porque todos los jugadores se han comportado de manera limpia y así dan ejemplo a los chavales que vienen por detrás.

Siempre se ha calificado como un árbitro dialogante, ¿se lo suelen agradecer los jugadores?

Sí. Me encanta comunicarme dentro y fuera del campo. En un partido de fútbol hay momentos para todo y este año se ha dado muy bien dentro de esa línea.

Son ya cuatro temporadas en Primera División, ¿qué le queda por alcanzar?

Trabajo, trabajo y trabajo. Trabajar diariamente para mejorar y estar las máximas temporadas posibles y disfrutar del fútbol. Es algo que me apasiona desde muy pequeño, y poderlo compartir con mis compañeros. Seguir la línea del trabajo, la humildad y la constancia.

¿Una de las metas puede ser pitar partidos internacionales?

Es algo muy complicado porque el nivel de los árbitros españoles es muy bueno y hay muchos compañeros perfectamente preparados para lograrlo. Es algo que está en el horizonte y trabajamos para conseguir esa meta, pero ahora mismo lo único que está en mi cabeza es sacrificarme por lo que me gusta y ojalá algún día tenga la suerte de pitar en Europa. Es mi sueño.

¿Qué siente cuando los aficionados dicen que los árbitros son muy malos?

Creo que ahora el arbitraje está siendo más visible. Cada vez, la gente ve al árbitro más como parte del fútbol. Se hacen muchas entrevistas antes de los partidos de Copa del Rey, por ejemplo, y nuestro presidente da ruedas de prensa de vez en cuando. A los jugadores y a los entrenadores también se les critica. Lo único que podemos hacer es trabajar para cometer los menos fallos posibles. Aceptar nuestros errores. Que nadie tenga dudas de que no queremos fallar nunca.

VAR, ¿sí o no?

La tecnología es algo que ha venido para quedarse, pero no solo en el fútbol, en toda la sociedad. El fútbol no se puede quedar atrás y sería un error no utilizarla. El VAR es una gran ayuda para el árbitro, ha reducido los errores y yo, personalmente, estoy muy contento de tenerlo.

¿Hay algún consejo que le dieran hace años y que a día de hoy sigue utilizando?

Sí, una persona me dijo que el árbitro está al servicio de los jugadores y para impartir justicia, para eso es el juez, pero nunca para ser el protagonista. Los protagonistas son los jugadores. El fútbol es un juego y todo el mundo se lo tiene que pasar bien. La gente paga para ver a los jugadores, no para verme a mí.

¿Cómo ha vivido esta campaña sin público en las gradas?

Cuando no hay público es que algo muy malo está pasando. Ha sido muy rara, y no porque no haya ruido y los jugadores no se hayan sentido apoyados. Ha habido muchas muertes y ojalá pronto vuelva el público porque eso significaría que todo evoluciona favorablemente. La presión no me importa en absoluto.

¿Alguna anécdota?

Mi fisio, después de un partido de esta temporada, me dijo que estaba muy muy cargado. No encontrábamos la explicación y resulta que luego me enteré que había hecho mi récord de kilómetros, con 13,800.

¿Suele leer la prensa?

Sí, por supuesto. Me encanta leerla todos los días porque siempre aprendo mucho. Es ahí donde está el concepto futbolístico. Te tienes que empapar de los aficionados, de los periodistas… saber en qué punto está la competición y conocerla.

¿Le ha llegado a afectar alguna crítica?

No, nunca. Me las tomo de manera constructiva porque, a fin de cuentas, esto es un deporte. No me lo tomo como algo personal sino como algo que te permite mejorar, que te abre los ojos a tus fallos. Toda la crítica que me llega la intento convertir en motivación.

¿Cómo prepara sus partidos?

Analizo todo, jugadores, posición, táctica, últimos partidos, estrategias y momentos en los que se encuentran los dos equipos. Intento tener todos los datos posibles para, de esa manera, gestionar las emociones de los jugadores en cada situación. No es lo mismo uno que viene de hacer un triplete que otro que acumula una sequía de seis partidos sin marcar. O un portero que viene de fallar y que va a estar un poco más nervioso. Tienes que dirigirte a él en otro tono. Es importante conocer en qué momento están emocionalmente los jugadores para entenderles. Al final, estamos a su servicio. Saber de dónde vienen te da muchas pistas.

Sus estudios de Psicología le vendrán bien para aplicar los conocimientos en el campo…

Sí. Además, tengo dos másteres de ‘coaching’ y rendimiento deportivo. La carrera de Psicología me ha proporcionado herramientas emocionales para luego desarrollarlas en mi trabajo. También me ha ayudado personalmente porque me gusta conocerme a mí como ser comunicativo. También te lleva a entender a los jugadores.

¿Hasta qué edad se ve arbitrando?

Hasta que el cuerpo aguante.

¿Suele ver sus partidos?

Sí, un par de veces, porque creo que es la manera de aprender. Los analizo todo meticulosamente y miro los errores para corregirlos. Me detengo hasta si una falta era lo suficientemente dura en ese momento del encuentro como para pitarla. Me encanta ver mis fallos porque es donde está la mejora. Me los tomo con humildad y como parte de mi trabajo.

¿No desconecta nunca del arbitraje y del fútbol?

Esto te tiene que gustar. Suelo desconectar en verano. Intento no ver fútbol para recargar la pila y empezar en agosto con la mayor fuerza posible.

¿Cuál es su rutina de trabajo físico?

Hago dos entrenamientos aproximadamente dos horas al día. Después, cuido la alimentación y el descanso, como cualquier deportista de elite. Todo tiene que estar compensado para llegar al partido del fin de semana lo más activo posible.

¿La cabeza también hay que entrenarla?

Por supuesto. La parte deportiva la trabajo con el Comité de Árbitros y la parte mental me la tomo de manera autodidacta, aunque también tengo un ‘mental coach’.

¿Qué echa de menos desde que es árbitro de primer nivel?

Al final tienes un trabajo y una imagen que proteger y es muy sacrificado dejar a la familia en casa todo el fin de semana. Lo que siento arbitrando se come todo lo demás. Para mí no tiene precio. Me he perdido bautizos, comuniones y hasta funerales. No pude ir al entierro de mi abuelo porque me pilló en Tenerife. Le dediqué el partido.

¿Duerme ocho horas?

A veces más y a veces menos. El Comité Técnico de Árbitros nos lo controla a través de una plataforma. El árbitro se tiene que empezar a ver como un deportista de elite. Los árbitros somos el equipo número 21 de la competición y trabajamos diariamente.

¿Ve otros partidos?

Sí, disfruto mucho viendo fútbol. Me gusta desde que era pequeño, no desde que soy árbitro de Primera División.

¿Le queda tiempo para ver series?

Sí, por la noche, cuando se puede.

¿Netflix o HBO?

Netflix.