Apasionadamente. Con muchos sentimientos mezclados. Fervor, alegría, pero también dolor, por el recuerdo de los que ya no están. La entrada de la Custodia de Arfe por la Puerta Llana de la Catedral tras volver a posesionar por las calles del Casco ha reunido todo eso y mucho más. A las 13:58 minutos enfilaba la monumental alhaja que protege el Cuerpo de Cristo su retorno al templo primado. Los acordes del himno nacional comenzaban a sonar, interpretados por la banda de la Academia de Infantería de Toledo, mientras una salva de morteros despedían con honores a la Custodia.

Las 10.000 botellas de agua que el Ayuntamiento de Toledo ha repartido a los asistentes a la procesión bien han merecido la pena, con unas temperaturas que han llegado a los 38 grados; aunque la sensación térmica era aún mayor.

Una treintena de atenciones sanitarias, por lipotimias y esguinces, principalmente, no han empañado la fiesta, que ha servido para que Toledo se reencuentre con la Custodia tras dos años en los que la procesión no ha podido celebrarse con completa normalidad debido a la pandemia.