El Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid ha acordado recientemente declarar Bien de Interés Cultural el retrato en miniatura de Francisco de Pisa, pintura atribuida al Greco y que fue posible admirar hace cinco años en el Museo de Santa Cruz, en el marco de la exposición El Griego de Toledo, cuyo comisario fue Fernando Marías. Madrid ha declarado asimismo BIC la pintura Retrato de niña o joven Inmaculada, de Velázquez, que los expertos sitúan cronológicamente en la época de juventud del pintor sevillano.
La primera obra objeto de la declaración es una miniatura que representa una figura masculina de avanzada edad, de medio cuerpo, situada en posición frontal y ligeramente girada a la derecha. Según los responsables de su declaración como BIC reúne los suficientes valores de interés histórico, iconográfico y artístico, destacando, además, por su buena factura. Posee además la rareza añadida de que son muy pocos los retratos en pequeño formato o miniatura que puedan atribuirse al Greco, siendo esta circunstancia una de las que más llamó la atención de los visitantes a la exposición El Griego de Toledo, celebrada en 2014.
La miniatura, que perteneció al doctor Gregorio Marañón y que Bartolomé Cossío incluyó ya dentro de su pionero catálogo sobre el pintor cretense, posee una procedencia algo dudosa en origen. Algunas fuentes apuntan al beaterio de Santa Ana (no al denominado «hospitalito», sino a las antiguas casas de recogimiento de franciscanas terciarias de Isabel de Hungría, en la calle Santo Tomé), pero otras lo sitúan en el convento de las Benitas de Toledo, desde donde pasó a manos del marqués de la Vega Inclán en 1907. En este mismo edificio, por cierto, se conservaba el magnífico retrato del doctor Pisa realizado por el Greco (cuya identidad debemos a la recientemente fallecida Balbina Martínez Caviró) y hoy en el Kimbell Art Museum de Texas (EEUU).
Fernando Marías ha apuntado las semejanzas entre el personaje de la miniatura y este último retrato -que no luce barba, sino recortados bigote y perilla-, así como su parecido con respecto a otras cabezas masculinas del Greco.
Sin embargo, el catedrático de la Universidad Autónoma reconocía tener dudas acerca de la identidad del retratado al aparecer una segunda inscripción por debajo de su busto tras la restauración acometida en marzo de 2010 por el Hamilton Kerr Institute de la Universidad de Cambridge.
Si el texto superior, situado junto a un escudo de armas con un águila, parece concluir de quién se trataría el retratado: «F. PISA ... AETAT. 63», no así el inferior, cuyo contenido es «[LICE]NCIATUS VE-LLVGA», pareciendo aludir a un conocido jurista toledano de la segunda mitad del siglo XVI procedente de una familia conversa. Sea como fuere, Marías ya apuntaba en 2014 que la aparición de la segunda inscripción «tal vez justificara replantear su identidad».
Lo cierto es que su exhibición en 2014, primero en el Museo de Santa Cruz de Toledo y posteriormente en el Museo Benaki de Atenas, confirió un notable valor a la pieza. No en vano, el 20 de mayo de 2015 era subastada en Ansorena con un precio de salida de 450.000 euros. Dos años después, volvía a ser ofrecido en Caylus a un valor bastante más reducido, 350.000 euros.