«Las empresas están asfixiadas y la fiesta continúa»

M.G
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El nuevo presidente de Fedeto explica la problemática de los empresarios de la provincia con la subida de precios, los impuestos y la falta de ayudas europeas. Le preocupa la situación de crisis actual y cree que el Gobierno debería afrontar medidas

Javier de Antonio Arribas, presidente de Fedeto. - Foto: David Pérez

Lleva poco más de dos meses como presidente de Fedeto. ¿A qué le ha dado tiempo? ¿Cuáles son los retos que plantea para la federación?

La asamblea fue el 11 de marzo y a los pocos días ya estuvimos liados con la crisis del transporte, con lo cual tuvimos que entrar de lleno como federación y yo como presidente para lidiar con este tema que, dicho sea de paso, desde la federación se ha llevado muy bien implementando la solución de convoyes y no hemos recibido más que enhorabuenas y el personal técnico de la casa estuvo a un nivel altísimo. Pero la crisis del transporte se ha cerrado en falso y se arregló con un Real Decreto que nos obliga a las estaciones de servicio a realizar un descuento, con lo que seguimos todavía en el candelero. Hemos estado a piñón con esto, con más gremios y con asuntos de índole cotidiana.

Sobre los retos, hay que tener en cuenta que todo lo que ha hecho Ángel Nicolás en 22 años ha sido tan importante y con una trayectoria tan buena, que con igualarlo me daría por satisfecho. También las cuestiones de actualidad irán haciendo que el día a día te vaya poniendo nuevas líneas de actuación. Habrá que verlo en un futuro. 

Se está afrontando una situación económica complicada derivada de la pandemia, la guerra de Ucrania y otros factores. ¿Está haciendo la economía española aguas?

Sí. Hemos vivido una pandemia, una situación inédita desde hace prácticamente un siglo, ahora estamos viendo una guerra que afecta de lleno a la Unión Europea y donde estamos implicados todos de alguna manera. La guerra se está lidiando físicamente en Ucrania, pero obedece a todo  un contexto de tensión geopolítica internacional que se observa en todas las cuestiones relacionadas con la energía, por ejemplo. Ahora mismo se está librando una guerra entre Oriente y Occidente que viene de antes y las espadas ya no están en alto, están incluso blandiéndose y es muy significativo que Rusia esté siendo apoyada por determinadas potencias que son todo lo contrario a la economía occidental. 

También se han puesto de manifiesto graves defectos estructurales de la economía europea y de la española en particular y estamos ante un cambio de ciclo económico muy importante, quizá el más importante desde la Segunda Guerra Mundial, porque tenemos delante de nosotros retos muy importantes. 

Además, tenemos un sistema de estado de bienestar que queremos disfrutar pero ya es demasiado oneroso. Como dijo Manuel Madruga una vez, estamos mirando más por el bienestar del estado que por el estado de bienestar del ciudadano. Y el ejemplo lo estamos viendo con las gasolineras, metiendo mano en el bolsillo del ciudadano para que pague las fiestas que no se puede costear y mientras el Gobierno vende un descuento en ticket en lugar de bajar los impuestos directamente. Hay deficiencias importantes y en la energía, sin ir más allá, somos claramente dependientes del exterior y estamos apostando por unas energías renovables a las que hay que ir, pero estamos perdiendo de vista otras energías que siguen siendo importantes. 

¿Como la energía nuclear?

Claro. Tenemos infraestructuras hechas y no hacemos nada, pero en Francia y en el resto de Europa están apostando por la energía nuclear verde. Aquí nunca ha habido un accidente nuclear, pero no apostamos por ella. También tenemos el reto de los combustibles sintéticos y aquí estamos poniendo todos los huevos en la misma cesta cuando el futuro pasa por un mix de energías. Habrá momentos en que sea más rentable tirar de unas y en otros momentos será mejor tirar de otras.

¿Se puede comparar la crisis de 2011 con la actual?

La crisis de 2011 respondió a un exceso de gasto en consumo privado y de endeudamiento de las familias,  originó que muchas de las entidades financieras quebraran y obligó al rescate de las cajas de ahorros, que en su mayoría servían a intereses políticos. Llegó un momento que no era razonable el precio de la vivienda con su valor y quebró absolutamente todo y a partir de ahí hubo que echar mano de un rescate financiero y de una reforma laboral que si no hubiera sido por ella nos hubiéramos visto en una situación muy complicada. 

Los empresarios llevan tiempo diciendo que el Gobierno tiene que acometer reformas estructurales. 

Prácticamente, todas las medidas que pasen por aligerar las cargas que tenemos, que son muchas. De la anterior crisis salvó al país la pequeña y mediana empresa, que supone el 80% de la actividad de la empresa española. Nuestras pymes no son iguales que otras muchas empresas en otros países de Europa porque tenemos muchos autónomos y empresas pequeñas. Las medidas tienen que pasar por tener menos costes de impuestos y hay que tener en cuenta las demandas del mercado laboral, que ha ido hacia una reforma laboral que se ha quedado en mini reforma, afortunadamente, y ha conseguido que los  empleos fijos discontinuos sean fijos. Así consideran que baja la tasa de desempleo, pero habrá que ver si es así o no y si estamos maquillando las cifras. 

El Gobierno es optimista y tiene unas expectativas de crecimiento del 4% este año, aunque hace meses hablaba de un 7%. ¿Qué opina?

El papel lo aguanta todo. Es evidente que en el día a día nos suben la luz, los productos, el transporte… El Gobierno puede decir lo que quiera pero la realidad no es esa. Cada vez resulta más difícil sacar a flote los números de una empresa y mantener los puestos de trabajo. Al final, no podemos olvidar que de la infraestructura de una empresa hay determinados costes fijos que no te puedes quitar y el que sufre es el empleado porque, en muchas ocasiones, nos vemos obligados a despedir al no poder asumirlo. Por tanto, a veces, también es preferible crecer menos y estar uno en mejor situación. 

Fedeto está en permanente contacto con los empresarios de la provincia. ¿Cuáles son las principales problemáticas y quejas?

Todo supone muchos costes laborales y muchos impuestos. A una empresa se le va en impuestos el 50% de lo que ingresa y le queda una pequeña parte que puede reinvertir en su negocio si tiene capacidad de ahorro. Estamos creando empresas débiles y sin capacidad de autofinanciación para poder realizar inversiones, mejoras de negocios y crecimiento. Habría que crear empresas fuertes porque somos las que generamos negocio. Cuando se habla de cifras del paro, sabemos que en el empleo privado se han perdido 100.000 puestos de trabajo y el empleo público ha crecido en 250.000. ¿Al final estoy financiando puestos de la administración? Queremos que se reduzca el gasto público para que las cuentas del Estado estén mucho más saneadas, puedan bajarse los impuestos y atender nuestras demandas. 

Los empresarios también se quejan de exceso de sobrerregulación. En el sector de las gasolineras, por ejemplo, estamos hiperregulados. En mi caso, por la normativa medioambiental, que también afectará a otros sectores. Al final, te piden que hagas gastos y quizá no tenemos capacidad para hacerlos, pero hay que convivir con ello porque si no estás fuera de la ley y te sancionan. Fácil no lo ponen.

 

Hablábamos del Gobierno, pero también hay otras administraciones, el ayuntamiento, la Diputación, la Junta… ¿Echan suficiente mano?

Las administraciones locales y regionales hacen todo lo que pueden. Están en la economía real e incluso, a veces, están tan afectadas como nosotros porque tienen que afrontar demandas y muchas veces no tienen capacidad de actuación. La situación puede llegar a ser muy frustrante para los políticos en estas condiciones. 

También estos políticos sufren que hay comunidades autónomas que están más favorecidas en las cuentas nacionales. Y aunque puedan aducir que es porque hay mayor porcentaje de población, aquí tenemos una región enorme con mucha despoblación, pero se traduce en menos fondos aunque soportamos un gasto estructural más grande por habitante que otras regiones. 

Llevamos meses escuchando noticias sobre la llegada de fondos europeos y muchos planes por parte de las administraciones con importantes cantidades. ¿Están ayudando al sector empresarial?

Me está dando la sensación de que las administraciones locales sí están recibiendo dinero, mucho o poco, pero los empresarios no ven nada y lo mismo pasa en la comunidad autónoma. Los fondos se están yendo a educación, sanidad y a otras cosas, pero los empresarios se siguen quejando y preguntando qué pasa con los fondos europeos. No tenemos conocimiento, más allá de algún caso de instalación de placas fotovoltaicas, de que haya fondos europeos. No llegan a las pequeñas y medianas empresas.

En los juzgados de la capital hay cierta preocupación por la posible avalancha de concursos y de despidos este año por la crisis económica, con lo que se podría saturar mucho los tribunales. ¿Lo ve posible? 

En el año 2011 y 2012 se produjeron muchos cierres de empresas porque se sobreendeudaron. Las empresas iban adquiriendo cada vez más capacidad y muchas tuvieron que cerrar porque no se las pagaba. Se hizo una bola tremenda que se llevó a mucha gente por delante. 

No creo que ahora estemos en este punto del nivel de endeudamiento de las empresas. La pandemia se ha podido llevar por delante a algunas por la situación excepcional, pero en algún caso se ha producido algo de ahorro, aunque tampoco ha sido la tónica porque al final se ha gastado en costes de infraestructura. La situación de crisis provoca dificultades porque han subido una barbaridad los costes de luz y de gas y aún así, muchas están aguantando sus precios para poder tener un efecto llamada, pero también es necesario que se consuma para que funcione. Y si a todos nos aprieta el zapato en el mismo sitio habrá una caída del consumo interno y empezaremos a ver cierres de las empresas que se vean muy comprometidas. Habrá que ver cuánto dura esto y no soy nada positivo porque creo que los costes de la energía se van a quedar, o incluso encarecer, y hay determinados efectos en los precios de muchas cosas que se van a quedar de forma estructural, por más que se diga que no, porque ya había una inflación subyacente que estaba disparada antes de la guerra de Ucrania. 

Mientras en el resto de estados con una economía saneada están bajando los impuestos a las empresas, en España lo que se está urdiendo es que nos los suban para recaudar determinado dinero. Pero lo que se le olvida a la ministra y al Gobierno es que una parte muy importante de los costes de las empresas son los impuestos y no podemos más. 

El gasto público en 2021 creció en 28.500 millones y fruto de la inflación se ha recaudado un 20% más y aunque están viendo que las cuentas públicas corren un riesgo importante de quiebra, están haciendo lo contrario a lo que hacen nuestros vecinos. Y aunque nos digan que nos tenemos que equiparar a países europeos hay que tener en cuenta que su carga impositiva no es la misma, que su poder adquisitivo es mayor y nosotros tenemos un 20% de economía sumergida. Las empresas están asfixiadas y la fiesta continúa.

Cada vez que se habla de dinero público parece que al Estado no le cuesta, pero sí le cuesta. Estamos solucionando problemas ahora que no sirven para el futuro, cada vez nos endeudamos más y al final el estado no lo va poder soportar. 

Estos días ha saltado una polémica por las dificultades para encontrar personal hostelero y por la respuesta de la ministra Díaz aconsejando a los hosteleros que paguen más. ¿Se paga poco? 

Es tan paradójico como lo que puede ocurrir en otros muchos sectores en los que se oferta trabajo y la gente no lo quiere coger. Muchas veces, no interesa, porque muchos de esos casos están subsidiados. Y no encuentras trabajadores porque no quieren trabajar al disponer ya de ingresos mediante ayudas estatales y el resto lo completan con chapuzas, con economía sumergida. Estamos asistiendo a una campaña contra los empresarios y es necesario analizar la situación y ver qué esta ocurriendo. 

¿El sector del emprendimiento tiene oportunidades ahora mismo en la provincia? 

La situación ahora mismo no está para emprender aventuras, tienes que tenerlo muy claro. Si para una empresa consolidada que está trabajando hay muchas incertidumbres, si encima quieres emprender eres un héroe de verdad. Siempre digo que los autónomos son héroes de verdad. Puede estar pasando que mucha gente que estaba cómoda en su sector y ha sufrido la pandemia está buscando otro puesto de trabajo y algunos de ellos harán una apuesta vital por el emprendimiento porque no le queda otra salida. Hay que tener claro que el 90% de los emprendedores cae en los nueve primeros meses. Es muy complicado abrir un negocio todos los días, es un reto.

Se habla poco de industrialización. En Toledo capital, por ejemplo, el sector tiene muy poco peso. Los datos del INE indican que nuestra ciudad es la sexta por la cola ¿Se debería apostar más por industrializar con las posibilidades que puede llegar a ofrecer el polígono industrial? 

Son muchos metros futuros, pero depende del POM. Todas las administraciones locales quieren tener de todo, pero cada ciudad tiene sus propias características que hacen que se desarrollen mejor de una manera o de otra. No digo que Toledo no tenga que tener más industrialización, claro que sí, y Talavera, Madridejos e Illescas, todas, pero cada una tiene sus particularidades. Toledo es una ciudad de escenarios y con la pandemia he visto a pocas ciudades sufrir tanto como ella. Además, nos tenemos que empezar a plantear desde Europa que vuelvan los medios de producción porque se ha colocado toda nuestra fuerza productiva en países que ahora nos están creando tensiones de energía y de suministros y nosotros estamos creando un país de subsidiados 

Pero las empresas optaron hace años a deslocalizar la producción porque así ahorraban mucho. 

Claro. Todos hemos caído en la trampa. Al final es humano aspirar a tener la mayor cantidad de bienes o de servicios públicos. Nos hemos vendido un poco y si queremos que se reindustrialice el país tendremos que traer medios de producción. 

¿Urge ese aumento de suelo en el Polígono para atraer empresas?

Sí. Todo lo que sea disponer de capacidades está bien. ¿Si no que ofertas? Illescas tiene el polígono que tiene un proyecto privado decidió tirar para adelante con unas parcelas muy grandes que han ido vendiendo a empresas grandes que necesitaban muchos metros, pero en Toledo tenemos un POM parado. Si no tienes la capacidad no puedes ofertar. 

Desde el Ayuntamiento se ha anunciado que el avance del POM está al caer y se conocerá en junio. ¿Qué supondrá ir visualizando el futuro urbanístico de la ciudad?

El urbanismo y los planes de ordenación municipal se tienen que ir revisando constantemente. Estamos en una dinámica que cambia mucho y lo que valía hace cinco años ahora ya no sirve, con lo que no puedes tener planes urbanísticos a muchos años, quizá sí para algunas infraestructuras, pero es fundamental revisarlos cada poco tiempo. Además, nos jugamos mucho con el POM de Toledo. El problema es que cayó en los tribunales hace muchos años. ¿Dónde está el POM? 

Hace un par de meses salió a la luz un posible proyecto para la instalación de dos plantas fotovoltaicas muy cerca de Toledo, una iniciativa que ha generado mucha polémica y alegaciones en contra porque se pondría en marcha cerca de Puy du Fou y hay que preservar también el valor paisajístico. ¿Cómo lo ve? 

Me ha sorprendido mucho siempre que con la cantidad de horas de sol que tenemos en España  sea Alemania la mayor productora de Europa de energía fotovoltaica. Hay que desarrollarla, pero el hecho de que esté o no cerca de Toledo dependerá de lo que digan los estudios de impacto medioambiental. Además, si entorpece la vista de la ciudad habrá que tener en cuenta el skyline de Toledo, que es un sello de marca.

 Tampoco creo que haya que hacer como ocurre en otros proyectos que, en base a determinados intereses de ideología medioambiental, andamos condenando todo. Quizá en zonas rurales del país con muy poco desarrollo hay que apostar por este tipo de energía. Tampoco podemos pretender ser los más verdes y negarnos a la energía nuclear aquí si se la vas comprando a Francia y si tiene un accidente nuclear también te va a afectar. Hay que ser pragmáticos y poner todas las garantías para que todo funcione bien, sin rechazar proyectos por motivos ideológicos.

 

Queda un año para las elecciones y los políticos andan ya de precampaña. Ahora es momento de pedir.

Sí, pero no nos hacen caso aunque las demandas de los empresarios llevan lanzándose muchos años. En el tema de la reforma laboral han estado a la defensiva y se han planteado actuar sin nosotros y parece que el diálogo social no importa cuando siempre hemos estado dispuestos a negociar. Deberían aprovechar la experiencia de lo hemos sufrido y no mantener ideologías que no ayudan.